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1.1.11

feliz año 100

Como mencionaba en una entrada de mi blog de setiembre del 2004 (en el apartado "Todo doble"), si bien la mayoría de los taiwaneses emplean el mismo calendario que nosotros, el calendario oficial cuenta los años a partir de la fundación de la República de China en 1911 (además, para sus fiestas tienen también el calendario lunar, con el Año Nuevo Chino que cae entre enero y febrero etc). Así que en Taiwán anoche se celebró no sólo la entrada en el año 2011 sino también, y supongo que principalmente, el paso del año 99 (no el 1999 sino el 99 a secas) al año 100. En otras palabras,

¡feliz año 100 a todos!


[foto tomada de aquí]

29.7.10

olé

Por si no teníamos bastante con el españolismo epidérmico de las banderas, las camisetas y los himnos telecavernícolas del mundial de fútbol, ahora, con ocasión de la prohibición del toreo en Cataluña, vemos reaparecer los "argumentos" de la derecha españolista más rancia en las declaraciones de políticos del PP y el PSOE, en los titulares patéticos de la prensa facha e incluso en la cobertura de la noticia en el telediario de TVE de anoche.

Yo fui rabiosamente antitaurino hasta el último año de la universidad (1989). Después he pensado durante muchos años que habría que dejar que fuera la propia sociedad la que poco a poco abandonara un espectáculo tan cruel, bárbaro e indigno (pero ya no creo demasiado en ningún progreso moral, cultural o educacional de la sociedad, al menos no de la española). Pues bien, recientemente, en la Feria del Libro, decidí firmar una petición a favor de la prohibición de las corridas de toros* como respuesta a la estúpida idea de Esperanza Aguirre de declararlas "bien de interés cultural".

Y reconozco que me alegro de que una decisión política, aprobada según la reglas de nuestro juego democrático en el parlamento de Cataluña, por iniciativa popular, con cierto debate previo, manifestaciones de uno y otro cuerno en las calles, y libertad de voto de los diputados del PSC y de CiU, saque de sus casillas al españolismo más carca, ése de la bandera rojigualda con el toro de Osborne en lugar del aguilucho o la gallina franquista.

* Por cierto, ¿por qué se llama "corrida" cuando se encierra al toro en una plaza para darle muerte, y "encierro" cuando se lo corre por las calles, como en San Fermín?

Para compensar tanta mediocridad e hipocresía, recomiendo la lectura del editorial de El País de hoy o este artículo de Público.


17.5.10

Córdoba


El verano, o al menos veranillo, nos ha sorprendido en Córdoba.


Concidió con la semana de patios, balcones y rejas.


Rocío, Ana y Chen rodeadas de flores.


La víspera de San Isidro fuimos a la Huevada de Villafranca de Córdoba: varios miles de huevos fritos, pan pa' mojar, y copitas de fino.


Y aquí estamos todos, Chen y yo, Dioni y Ana, Fran y Rocío, delante de las carrozas que, a la mañana siguiente, salían del pueblo camino de la ermita.

15.3.10

cosas del papel

No sólo en Grecia o en Taiwán, también en Madrid puede encontrarse uno este tipo de advertencias (escritas sólo en castellano, claro, para así poder echarle luego la culpa a los extranjeros de que se atasquen los servicios...)

celebraciones

Siempre hay algo que celebrar. Cualquier pretexto es bueno. Si no hay que inventárselo, mejor. Si se dispone de una fiesta estupenda, como el Año Nuevo Chino (¡hola, tigres y tigresas del mundo!), ¿qué más se puede pedir? Y por si eso no bastara, son tres mozas taiwanesas (Avis, Hsiao Lu y Chen) las que se encargan de revisar con suma atención la carta para elegir los mejores platos...



Así que aquí nos tenéis (Alex, Julio y yo junto a las tres formosianas recién mencionadas), hace ya más de un mes, en torno a la mesa coronada por la olla o caldero donde se va preparando el tradicional cocido chino.



¡Pero una fiesta como esta da para mucho más! Hay que seguir celebrándolo, esta vez con Lin y Cristóbal, en un restaurante vegetariano de camareros tardonamente apresurados y meteprisas al que probablemente no regresemos nunca.



Momento mojito con Cristóbal (el cazador cazado):



Días más tarde, cuando el tigre del 2010 ha dado ya las primeras docenas de sigilosos pasos, volvemos a celebrar esto mismo o cualquier otra cosa (tanto da) con otros buenos amigos, Charlotte, Miguel y familia, en un restaurante de fusión asiático-americana cercano a Tribunal.



Lo dicho: siempre hay algo que celebrar...

2.2.10

2012

"Nuestra juventud es decadente e indisciplinada. Los hijos no escuchan ya los consejos de los mayores. El fin de los tiempos está próximo."

(Anónimo caldeo, hacia el año 2000 a.C.)

18.12.09

e...festivamente

Tomo el título de una ocurrencia de Ana, compañera de trabajo con la que comparto mesa y buenos ratos entre rutina y rutina.

Resulta que, acostumbrados a que las basílicas sean en la actualidad un tipo de iglesias cristianas, nos olvidamos de que, en su origen, se trataba de grandes edificios que los romanos utilizaban para actividades comerciales y judiciales, una suerte de foro bajo techo. Su propio nombre significa "(vestíbulos o salas) reales". Pues bien, cuando los cristianos dejan de ser perseguidos y su número se va haciendo cada vez mayor, ante la imposibilidad de utilizar para sus rituales los templos de la religión romana, se apropian del amplio espacio de las basílicas, convirtiéndolas en iglesias. Todavía puede sentirse en basílicas como la de Santa Maria Maggiore* en Roma, al igual que en el espléndido Panteón, la presencia del viejo paganismo latiendo en las columnas.


Por suerte el paganismo ha vuelto, al menos otro paganismo, de modo que hoy por hoy la propia basílica de San Pedro de la Ciudad del Vaticano la invaden cada día no tanto los peregrinos o los devotos cristianos que cabría esperar, sino hordas de fieles de la nueva religión de nuestro tiempo, el consumismo (que en este caso se manifiesta en forma de turismo, otro modo más de consumir).


Otro tanto ha ocurrido con este periodo festivo de las navidades, en el que ya prácticamente nadie celebra plenamente el hecho de la natividad, nacimiento o parto de cierto bebé, el famoso Jesús al que otros llamarían luego "Cristo", es decir, el ungido. Todo es consumo, gasto, derroche... y bien que me alegro de ello. El cristianismo, que usurpó las fechas de las fiestas paganas para poner las de sus santos o la del alumbramiento de su mesías, se ve desplazado por la navidad contemporánea, hedonista y obscena.

Pensándolo bien, es curioso que intentemos desconectar de la rutina durante las semanas que circundan estas fiestas, y que hagamos otro tanto durante las vacaciones de verano, o en Semana Santa... Como si necesitáramos estar de fiesta casi la cuarta parte del año.



Dicho lo cual, os deseo unas felices fiestas de solsticio de invierno (la semana que viene los días volverán a ser más largos poquito a poquito) y un estupendo MMX / 2010.

(* Las 3 imágenes son de SMM, y se encuentran en WikiCommons o en Panoramio)

4.8.09

despedidas

Después de la de ayer, hoy he vuelto a ver (con mi amiga Silvia) otra película japonesa que también trata de padres e hijos, de abuelos y nietos, de la vida y los vivos y la muerte y los muertos... Tiene más cambios de tono y de ritmo que el otro filme, con episodios de humor un tanto tosco de vez en cuando y con escenas melodramáticas en exceso, pero en conjunto es una película valiente, que aborda con delicadeza y buen gusto los temas antes mencionados, tabúes en nuestra sociedad consumista, falsamente idólatra de la juventud.



Desde nuestra yanorrecuerdocuantésima luna de miel en Japón en 2005, las películas sobre este país me suelen gustar incluso más que antes, pues me permiten fijarme en infinidad de detalles que de otra modo me habrían pasado desapercibidos. Una vez más me entran ganas de releer de nuevo (me gustaría hacerlo todos los años) esa obrita maestra de Tanizaki sobre la estética japonesa, su breve ensayo "El elogio de la sombra", editado por Siruela.


7.1.09

vuelta a la anormalidad

Ayer volvimos de Mallorca, tras pasar seis días con las familias de mis dos hermanas. Diréis que me repito, pero estoy seguro de que esta vez no soy el único que ha puesto algún que otro kilo de más durante las fiestas. Para no defraudaros, y antes de soltar el rollete seudofilosófico o seudosociológico (quizás debería decir "ociológico"), primero os obsequiaré con imágenes de unas estupendas sopas mallorquinas...


... de una hoja de limonero cubierta con finísima masa de buñuelo...


... de un pastel casero (y contundente) de higos y nueces...


... o de las naranjas y limones del huerto de una de mis hermanas...


Volviendo al tema de las navidades y el año nuevo, lo de menos es el pretexto; lo importante es celebrar: brindar, brincar, charlar, divertirse, repartir besos... En Nochevieja o en Torrevieja, tanto da. Pero sin obligaciones. Y a quien no le apeteciera o prefiriese una cena tranquila, o en fecha no tan señalada, nada que objetar.

Lo curioso es que todos los años dediquemos, entre pitos y flautas, un mes entero a las fiestas de fin de año, desde principios de diciembre (con los preparativos mentales, lumínicos, viajeros etc) hasta Reyes. Es decir, la duodécima parte del año, y por tanto de nuestras vidas, la consagramos a esta fiesta que se repite cíclica y estacionalmente, con el solsticio de invierno. Paganismo puro.

Sumemos a ello el otro mes (agosto) en que casi todo se paraliza, y ya tenemos un sexto de nuestras vidas dedicado a pensar en otras cosas, a evadirnos y distraernos (y ello sin incluir el fútbol, los nacionalismos y otras religiones de diverso pelaje). ¿Existencialismo intuitivo?

Tal vez lo normal sea eso, y no el trabajar siete u ocho horas al día veinte días al mes para que las empresas y la banca hagan sus cuentas. Pero, en fin, aquí estamos de nuevo, de vuelta a la anormalidad cotidiana.

Me despido con una imagen capturada en el centro peatonal de Manacor. ¿Será un mensaje de los dioses? De ser así, ¿de cuáles?

21.12.08

feliz solsticio

Hoy, 21 de diciembre, es el solsticio de invierno, la noche más larga y el día más corto del año, origen de Yule y tantas otras fiestas paganas, así como de la Natividad cristiana que las suplantó y de las navidades mundanas que sucedieron a ésta. A partir de hoy el hemisferio norte de la tierra (es decir, el nuestro) se aproxima de nuevo al sol, de modo que los días volverán a ser poco a poco cada vez más largos, luminosos y cálidos. Os deseo a todos un feliz solsticio y unas fiestas igual de estupendas.

(foto de Oliver Herold)

13.8.08

obligaciones

Hace una semana que no escribo nada. Hoy me limito a reproducir un texto cuya lectura me ha impactado. Se trata de Obligaciones, de Boris Pintar (escritor que no conozco y al que supongo esloveno), y lo copio del blog Se me ocurre..., de mi amiga Susana, que a su vez lo ha tomado de la revista literaria de Alex Lootz. Para ilustrar esta entrada escojo un cuadro del pintor suizo Ferdinand Hodler (1853-1918), acerca del cual acabo de leer la novela de Spomenka Ŝtimec Hodler en Mostar (escrita en esperanto; el título no cambia al traducirlo al castellano).


Obligaciones

Las mujeres cumplen con su obligación hasta la muerte, los hombres después. Las mujeres visitan al que agoniza, sacrifican sus fines de semana, lo cual a los hombres les parece inútil, ya que el que agoniza delira o finge delirar para largar todo aquello que no pudo o no era oportuno decir en vida. Entre los hombres esto es ya un motivo suficiente para no tener que sostener su mano, que repite constantemente los mismos movimientos. Las mujeres les alimentan y les dan sorbos de agua, les proporcionan los medicamentos a la hora debida, les cambian, les lavan, les untan los bálsamos para aliviar las llagas del decúbito, les cambian de posición, les cambian las sábanas, ventilan la habitación y hablan con ellos, como si fueran conscientes de todo y como si todos sus delirios tuvieran sentido. Los hombres reparten su sabiduría sobre la vida y la muerte en las comidas con los familiares pero no atraviesan el umbral de donde está muriendo su propia madre. Esperan a la muerte para valerse como óptimos organizadores, se ocupan de todos los detalles y ceremoniales del entierro: las flores, las coronas, las cortinas, las luces, las velas, la preparación del cadáver, el ataúd, el aguardiente, los embutidos, las galletas, y todas estas cosas que ofrecen las pompas fúnebres. Las mujeres se hunden en la desesperación y los hombres se ocupan de recibir y de conversar con los que les dan el pésame, cuyo número da una idea de la reputación que tenía el fallecido y la de sus descendientes, quienes soportan la pérdida con valentía.


Ferdinand Hodler
La agonía de Valentine Godé-Darel, 24 de enero de 1915.

(Kunstmuseum, Basilea)

1.1.08

Nochevieja surrealista

Continúo con el relato de nuestras aventuras en Nochevieja. Después del cine y la Puerta del Sol, volvimos al barrio, a la iglesia de Chen, una iglesia cristiana evangélica china a cinco minutos de casa, donde nos esperaba una cena colectiva con espectáculo incluido. Aunque no se aprecia muy bien en la foto, había gran variedad de platos de cocina china, así como dos o tres productos españoles (chorizo, paella, aceitunas) que preferí no probar.

Aquí se me ve con dos platos repletos de comida, el mío y el de Chen:


Yo era de los pocos "narizotas" entre uno o dos centenares de chinos y taiwaneses. Hubo música y danza, así como una rápida introducción al flamenco de la mano de Sandra, una taiwanesa de 12 años que ha venido a Madrid para estudiar flamenco en el Conservatorio y a la que no le faltan sentimiento, genio, chispa y sentido del humor:


Había también una rifa, a la que no nos quedamos porque volvimos a casa antes de medianoche para tomar las uvas y el cava. El gran premio de la rifa era...


Ya en casa, con nuestros amigos Alin (rumano) y Chiungyao (taiwanesa), brindamos por un 2008 lleno de alegrías y sorpresas. ¡Va por ustedes!

25.12.07

nuestra cena de Nochebuena

Ayer, para la cena de Nochebuena (en lenguaje periodístico, el 24-D), Chen y yo tuvimos cocido chino, con verduras, carne de cerdo y de ternera, albóndigas de carne, calamar y pescado, y marisco, todo ello acompañado de un tinto de Toro.


En otras entradas de este blog con la misma etiqueta temática de "comida" encontraréis más detalles sobre dicho plato. Os dejo con el conjunto de belén o nacimiento pintado en madera, elfo o papá noel (o cabroncete navideño) finlandés también pintado en madera, cerdo traga-monedas de 2 euros, gallito portugués y figuritas sorpresa de roscón de reyes.


21.12.07

feliz principio del fin del invierno

Aunque, como bien sabéis, detesto la vertiente comercial y consumista de las fiestas navideñas, por otro lado me gustan estos días de (re)encuentros, de comidas, cenas, copas y celebraciones de todo tipo y pelaje con familiares y amigos, a algunos de los cuales sólo vemos una vez al año, por estas mismas fechas. Mañana, 22 de diciembre, es para mí el día más señalado de la navidad o natividad (es decir, nacimiento): el solsticio de invierno o día en que el sol renace y vuelve a crecer, y con él la duración de los días. No encuentro mejores palabras que las utilizadas hace un año en su blog por César Mallorquí y que reproduzco debajo de esta imagen del solsticio de invierno en Stonehenge.



"Hoy a las 00:22 hora solar ha tenido lugar el momento del solsticio de invierno. Esta noche es la más larga del año. El solsticio de invierno ha venido celebrándose desde el neolítico; y lo seguimos haciendo, aunque ahora lo llamamos Navidad. Por tanto, la del solsticio es la fiesta más antigua de la humanidad, y por eso me gusta, porque me hace sentir imbricado en algo muy remoto. Si queréis saber algo más sobre lo que pienso del solsticio, os sugiero que le echéis un vistazo a lo que decía hace un año en este mismo blog. Los celtas, una cultura que me fascina (algún día os explicaré por qué), llamaban a esta festividad Yule. De modo que, amigos míos, os deseo de todo corazón que paséis unas maravillosas y felices fiestas de Yule."

6.12.07

¡comprad, cabrones!

[traducción: Quiero que gastes un montón para demostrar que amas a tu familia]

Gracias a István por enviarme la foto. Que conste que no forma parte de ninguna campaña pro Reyes Magos, también cómplices del consumismo navideño.

Reconozco que dedicar un mes entero a las fiestas de fin de año, como se hace ahora, no está mal como pasatiempo colectivo. Lo malo es el envoltorio: comprar, gastar, derrochar y tener que divertirse por narices.

Así que me lo voy a tomar con calma, para poder disfrutar de las pequeñas cosas. Sólo os propongo un modesto boicot a las compañías de telefonía móvil, que ya andan sobradas de pasta: no enviar ni responder a mensajes de texto de felicitación como los que se suelen recibir en Nochevieja.

Os propongo también un brindis por todos nosotros, camaradas: ¡Salud y poesía!

27.11.07

felicidad a raudales


Queridas y queridos amigas y amigos, niñas y niños del mundo

Disculpad que me adelante a la avalancha de felicitaciones. Resulta que, a partir de hoy, nueve millones de bombillas alumbrarán en Madrid la inminente venida de las navidades y de las fiestas de fin de año. Como escribí en un poema de diciembre del 2000, he aquí de nuevo "la orgía interminable de bombillas, / de anuncios y sonrisas envueltas en papel multicolor". Esta vez, por suerte, la calle de Bravo Murillo se queda sin lucecitas a consecuencia de las obras, aunque los que os empeñéis en verlas podéis acercaros a la glorieta de Cuatro Caminos a disfrutar de un horroroso cono de metal o plástico iluminado, supuesto árbol de navidad que supera en su fealdad a la mismísima catedral de la Almudena.

Que los dioses os concedan alegría y felicidad, buena comida y bebida, agradable compañía y poco estrés, si las fiestas lo permiten. En cuanto a los deseos para el año próximo, sabed que tendréis que dirigirlos a los reyes majos (qué digo majos: majísimos) que os saludan en la foto. Recordad que sus deseos coinciden necesariamente con los nuestros y que, mientran sonrían a las cámaras, nada malo hemos de temer, porque ellos seguirán velando por nuestra paz y nuestra seguridad.

25.12.06

móviles de oro

Varias personas me habéis hablado esta mañana de vuestro escaso o inexistente espíritu navideño, después de la cena familiar de Nochebuena, que nosotros pasamos anoche con dos parejas de amigos. A estas alturas de la película la navidad sólo se la creen los niños y las perras (como Luba, la bóxer de 11 años de Rakel y Víctor, que ayer se puso hasta las orejas de comer pularda, pan blanco y queso de cabra mientras lucía un lazo verde muy vistoso; ¡si hasta probó el tinto!).

Supongo que todos recibimos anoche más de un mensaje de "Feliz Navidad" en el teléfono móvil; yo, cada vez que oía el bip-bip de recepción de uno, me adelantaba (como si fuera telépata) a informar de su contenido sin que el destinatario tuviera tiempo de leerlo por sí mismo, y, claro, creo que siempre acertaba. Como escribí en respuesta a una de estas felicitaciones (que agradezco, aunque pudiera parecer lo contrario) con estos mensajitos se forran los teleoperadores, lo que redunda en beneficio de la humanidad entera y, de paso, nos hace a todos más felices. Pues bien, como el miércoles nos vamos una semana a Lisboa a pasar la Nochevieja y el Año Nuevo, he decidido que no voy a responder a los sms que me lleguen, y que probablemente desconectaré el móvil para ser coherente con este discurso cascarrabias.

A Chen la sorprende que en Europa se mantenga durante 7, 8 ó 9 años a los niños en la mentira colectiva de los Reyes o Papá Noel (aka Santa Claus); en Taiwán, los niños saben quién les hace (les da) el regalo, que, por otra parte, suele ser un sobre rojo con dinero. Lo nuestro se parece bastante a "El show de Truman" pero patrocinado por El Corte Inglés. Luego, cuando te enteras del timo, te conviertes en un descreído para el resto de tus días. Y, como contaba Víctor, que no se te ocurra pasearte con una camiseta que diga "Queridos niños, Los Reyes Magos son papá y mamá", porque te llamarán hijoelagranputa y querrán partirte la cara, aunque la llevaras puesta en una discoteca a las tres de la mañana.

En cualquier caso, lo más sorprendente no es que mintamos a los niños con la excusa de la ilusión o la inocencia, sino que lo hagamos también entre adultos con tanto espíritu navideño, tantas felicidades fingidas y forzadas. Ya lo decía mi vecino Lorenzo: "¡¿Cómo puede ser verdad tanta mentira?!"

22.12.06

felices fiestas


Disculpad, en primer lugar, que no enviemos tarjetas. Ha sido un año duro en varios sentidos, a lo que se suma una enorme pereza...

Pues bien, un año más nos encontramos aproximadamente en el día más corto y la noche más larga del año, fiesta pagana que todos celebramos con el nombre otrora cristiano de Navidad. Con la particularidad de que, gracias al cambio climático, ahora podemos disfrutar de la contemplación de moscas en diciembre, de avispas en invierno, tanto en Bruselas como en Madrid.

Como bien decía Elvira Lindo en su columna El Belén en la última página de El País del pasado miércoles, la Navidad no pertenece sólo a los creyentes, y un belén es un cuento que pertenece a la cultura popular. En otras palabras, que os deseamos a todos unas felices fiestas y un nuevo año de 2007 suave y placentero.

No sabía si ilustrar este mensaje con una foto de Chen y mía, o con otra del duende navideño finlandés pintado sobre un pequeño leño (y dale con la rima) que preside permanentemente nuestro salón desde encima del televisor, pero al final he optado por una vista de la Tierra desde la Luna, la misma con que me encuentro cada vez que enciendo o apago el ordenador.



Besos y abrazos

26.12.05

entre fiestas

Pasadas ya las fiestas del solsticio de invierno, que los romanos denominaban saturnales y que nosotros llamamos navidad desde que empezó la moda del cristianismo, me dispongo a contaros algunas de las cosas que hemos hecho en estos últimos días.

La verdad es que he encontrado en Taiwán más "espíritu navideño" del que esperaba. Aunque un diez por ciento de los 23 millones que pueblan la isla son cristianos, la navidad no se celebra oficialmente (es como el año nuevo chino en España). Sin embargo, parece que en los últimos años se han ido extendiendo más y más los modos occidentales: árboles, decoración, villancicos etc. Por otra parte, se me había olvidado que en Taiwán el invierno también existe, y, aunque suave, al atardecer refresca y conviene abrigarse, y por la noche hay que dormir con pijama y manta(s).

Pues bien, Chen y yo decidimos irnos a pasar el fin de semana a Taichung (en pinyin "Taizhong"), ciudad situada a entre 2 y 3 horas en coche desde Pingtung. Hemos hecho fotos, pero como todavía no hemos logrado pasarlas de la cámara al ordenador, tendré que enviároslas en un próximo reportaje fotográfico. Tuvimos suerte: el viernes subieron las temperaturas y me he pasado desde entonces hasta hoy en camiseta (dicen que mañana refresca de nuevo). La primera foto que no os mando, del sábado 24 de diciembre, podría titularse "En camiseta en un área de servicio", para dar un poquito de envidia.

En Taichung nos quedamos una noche en casa de una amiga de Chen, Apple, casada y con tres hijas de 14, 15 y 16 años más o menos. Viven en una zona, barrio o municipio llamado Longjin, el Pozo del Dragón, nombre prefecto para donde íbamos a pasar la Nochebuena. Otra de las futuras fotos podría ser "El conejo blanco". Su casa se encuentra en una calle de restaurantes y tiendas, como las Ramblas pero cuesta arriba en la montaña, con multitud de turistas durante la tarde y la noche. Llegamos a eso de las cuatro y, después de tomar el té con la familia, quedamos con Dulce, una amiga taiwanesa que estudia en Taichung y a la que conocí en el metro de Madrid hace unos meses. Dimos una vuelta y luego fuimos a cenar de tapas en un salón de té. Todo estaba lleno de gente, las tiendas, los restaurantes: puro consumismo navideño, como en casa. Después, a eso de las diez, quedamos con otra amiga, Nathalie, y su marido, que nos llevaron en coche a una cafetería más cerca del centro de la ciudad. Como se acaban de casar en noviembre, procedimos al visionado mutuo y obligatorio de los álbumes de fotos correspondientes. En resumen, una tarde bastante animada, con muchas actividades.

El domingo 25, después de un desayuno abundante con la familia, nos pusimos en camino de vuelta a Pingtung. Primero visitamos el campus de la universidad de Tunghai ("Donghai"), en Taichung, muy espacioso y tranquilo, donde, además de facultades que más bien parecen templos de la ciudad japonesa de Nara, se encuentra la iglesia Capilla Memorial de Luce, del arquitecto I. M. Pei, construida a prueba de terremotos (es decir, de la ira divina):

http://en.wikipedia.org/wiki/Luce_Memorial_Chapel

En el campus sacamos fotos de un árbol de navidad y un par de belenes obra de los estudiantes. Ya en Pingtung, y después de la siesta, fuimos a la iglesia (cristiana) de Chen, donde había cena de navidad. Cada parroquiano llevó un plato distinto: pato de Pequín, sopa de almejas o de albóndigas de pescado, comida aborigen, gambas y langostinos, arroz y tallarines con carne, pescado o verduras etc. Nosotros, jamón serrano (traído de España) y pan blanco comprado en el Carrefour. Aparte de que nos pusimos las botas, tuve la impresión de encontrarme en el ambiente más apropiado posible para la cena de navidad: entre cristianos practicantes. Hubo un reparto de regalos al azar (para los más de 50 participantes, también para los que, como yo, no habían llevado un regalo desde casa, como lo del amigo invisible), y a mí me tocó hacer en una ocasión de mano inocente para extraer tres números del sorteo.

Los compañeros de la iglesia de Chen ya me conocen porque he aparecido por allí en varias ocasiones, creo que no sólo coincidiendo con cenas o similares. Uno de ellos es capitán de barco, y durante varios meses lleva un petrolero hasta Oriente Medio y luego disfruta de otro par de meses de permiso en Taiwán. Ayer charlamos durante un buen rato y me puso al corriente de las diferentes prácticas de piratería en Yibuti (Djibouti) o en el estrecho de Malaca, en el Mar de China Meridional.

Otra de las fotos que quería hacerme era una con una chica vestida de Papá Noel o Santa Claus, pero con falda, a ser posible una vendedora de betel (aunque dudo mucho que cambien de ropa con motivo de las fiestas) o, si no, una cajera de grandes almacenes. Pues bien, al final conseguí hacerme la foto. A ver si hay suerte y os la envío mañana.

Os deseamos tranquilidad y relax en los días que quedan hasta Nochevieja y Año Nuevo.

El fin de semana que viene tenemos pensado bajar a Kenting, en el sur. A ver si hay suerte, el sol calienta, y puedo empezar el 2006 dándome un baño en la playa.

19.12.05

de King Kong a Pintung (pasando por Hong Kong)

He llegado bien y ya he pasado la primera noche en Pingtung. Pensaba haberos escrito antes de emprender el viaje para hablaros de mis últimos dos días en Estrasburgo; de su mercado de navidad con pista de patinaje sobre hielo al lado de la catedral; de las tres trufas y tres bombones de chocolate negro, los dos vasos de zumo de naranja caliente (en lugar del vino caliente, ponche, grog o como queráis llamarlo) y los dos ibuprofenos que me tomé para disipar el dolor de cabeza producido por el pleno nocturno del Parlamento Europeo de la noche anterior; de las dos películas que fui a ver, "King Kong" (insoportable tostón sentimentaloide spielbergdisneyesco de más de 3h de duración, ambientado en decorados de una mala película de los años 30, con dinosanfermines infográficos incluidos; malísima, pese a lo que afirman las críticas leídas hasta el momento) y "El arco" (del coreano Kim Ki Duk, y que me recuerda menos a la excelente "Hierro 3" que a la anterior "Primavera, verano, otoño, invierno... y primavera"; al igual que ésta, "El arco" se puede y se deja ver, pero le faltan la redondez y rotundidad de la obra maestra del mismo director). Pensaba haberos contado todo eso y mucho más, pero de pronto me vi haciendo maletas y, en seguida, entrando en pista para despegar...

Tengo "jet lag" (o cronofatiga) después del triple vuelo de un total de 18 horas de duración. Al contrario de lo que temía o imaginaba, el vuelo largo entre Francfort y Hong Kong (de 11 horas) no se me hizo nada pesado porque tuve la suerte de tener libre el asiento contiguo en una fila de dos, con lo que no hubo que molestar a nadie ni tampoco que ser importunado para ir al servicio etc durante la pseudonoche del avión.

En el avión pusieron "Charlie y la fábrica de chocolate"; lástima que no encargaran hacer "King Kong" precisamente a Tim Burton, que habría podido aportar algo de humor y mala leche en lugar de tanta baba y lagrimilla. Otra cosa, por si se me olvida: os recomiendo adquirir la novela histórica que viene este miércoles con "El País", "Los idus de marzo", de Thornton Wilder. Y con esto pasamos a Taiwán de una vez por todas.

Nada más llegar, y tras dormir una siestecita, fuimos a un pueblo en las afueras de Pingtung donde se celebraba la conclusión de la restauración de un templo. La familia de Yingchen, una amiga de Chen, al igual que otras familias de la localidad, ofrecía una cena a más de un centenar de personas (al menos 15 mesas con no menos de 8 comensales cada una) bajo una carpa montada en un callejón, casi como si fuera un banquete de bodas, con todo tipo de platos... No estaba nada mal como "desayuno tardío" de bienvenida al país. De postre, además de fruta, había una especie de iceburger o hamburguesa de helado; me decidí a probarla engatusado por el envoltorio, cuando en realidad se trataba de un corte de helado no cuadrado sino redondo, con galleta fina industrial similar a la de los helados de bola cuyo presupuesto no da para barquillo; en fin, menos de lo que prometía.

En la casa de esta familia había cierta decoración navideña como el árbol engalanado con luces y otros adornos, o los cartelitos de "Merry Christmas" con purpurina. Al parecer, cada año que pasa los taiwaneses, en su mayoría no cristianos, van celebrando un poco más la navidad, tal vez como los europeos el Halloween, arrastrados por el imparable tsunami del consumismo folcloricorreligioso. Después de cenar fuimos a comprar al Carrefour, donde, además de algunos villancicos en la machacona música de fondo, las cajeras estaban vestidas de Santa Claus o Papá Noel, pero con falda (también esta mañana en el 7Eleven); algo así como el papa Benemérito XVI (el mote no es mío) con tricornio o, como escribió Maruja Torres, "papacornio".

Ahora estoy en la escuela de Chen, con un despacho a mi disposición para escribir o para echarme otra siestecita mientras ella trabaja. Esta mañana ella la tenía libre, y, como nos hemos levantado tarde, casi no hemos tenido tiempo más que para ir a la desayunería de su tía (donde he pedido, cómo no, tortilla de albahaca) y, al cabo de un rato, a un restaurante para almorzar con dos colegas suyos (mi plato: filete de anguila a la plancha con salsa japonesa). Todo el mundo dice que me encuentra más delgado, y eso que no me vieron antes de los diez días pasados entre Cabo de Gata y Estrasburgo, en los que no me privé de casi nada.

Una vez más me sorprendo de lo rápido que me adapto a la nueva normalidad de la vida en Pingtung. Los días en Madrid me resultan ahora, de pronto, lejanos y vagos. Aquí, aunque refresca de noche y hay que ponerse algo de abrigo, de día (sobre todo al sol) se puede ir en camisa. Es el invierno (sub)tropical, con temperaturas que oscilan entre los 14 y los 25 grados, poca humedad en el aire (al menos si se compara con el verano) y algún mosquito despistado.