31.12.07

compañeros de viaje

Después de la entrada tan (poco) navideña de ayer, creo que ha llegado el momento de poner aquí la letra de la canción "Compañeros de viaje", compuesta por Gabriel Sopeña (http://www.gabrielsopena.com/curriculum.html) y cantada por Loquillo en el álbum del mismo título. Incluso a quienes odiéis a Loquillo tanto como yo a Joaquín Sabina, os recomiendo el disco "Con elegancia", donde se limita a cantar poemas de diversos autores musicados por Sopeña. Allá vamos, pues, amigos y compañeros de viaje (que es lo que, por otra parte y con todas las ambigüedades, también significa "sputnik"):

Compañeros de viaje
(Gabriel Sopeña, cantada por Loquillo: http://www.youtube.com/watch?v=aFU6HNWX7K0)

Cuando me lancé a rodar
buscando al hombre que había en mí,
lo aprendí todo contigo en el camino.
Millones de kilómetros
labrando huellas en el corazón
nos separaron en aquella encrucijada.

Tú me dijiste: somos dos,
recuérdalo siempre;
la vida es como un puente, corre y crúzalo,
pero no construyas una casa encima.

Ni la tumba de un amor,
ni una sucia trampa del destino,
ni la ruina de cualquier ilusión,
nada deja tanta soledad
como ver que se aleja de ti tu compañero de viaje.

Y cuántas veces al caer
el mundo entero se burló de mí
pero tú acudiste a levantarme,
y cuantas veces quise llorar
o tuve un miedo crudo por vivir,
siempre sentí tu corazón a mi lado.

Tú me dijiste: somos dos,
recuérdalo siempre...


Si escuchas esta canción,
quiero que sepas que la hice por ti,
quiero que sepas que aún sigo en el camino.

Tú me dijiste: somos dos,
recuérdalo siempre:
pero también hay un camino de regreso.
No hay distancia que pueda evitar
que caminemos juntos otra vez:
este mundo no es lo bastante grande.
La carretera de la libertad fue construida para nosotros dos:
mi compañero de viaje.

30.12.07

la carta


Hace muchos años, en los veranos de 1991 y 1992, después de la universidad, trabajé como guía acompañante de grupos turísticos de españoles en viajes en autocar por varios países de Europa. En diez o doce días, el trayecto era Madrid-Zaragoza-Barcelona-Venecia-Ginebra-Berna-Lucerna-Innsbruck-Salzburgo-Viena-Friburgo (junto a la Selva Negra) y vuelta a España parando en Montpellier, si mal no recuerdo. Una paliza. Yo tenía que llevarme bien con todo el grupo, sin mostrar preferencias, pero a final acababas charlando más con algunos turistas que con otros. En uno de estos viajes conocí a una pareja de Madrid. Ya desde el principio ella me cayó bastante mejor que él, pero, en fin, eran pareja. Al terminar el viaje intercambiamos números de teléfono de modo que después volvimos a quedar en Madrid varias veces. Luego yo me fui a vivir a Bruselas (donde pasé cuatro años), entretanto ellos se separaron, y él siguió manteniendo contacto conmigo. Entonces vino a visitarme a Bruselas. No supe decir que no, entre otras cosas porque todavía no tenía ninguna razón de peso para hacerlo. Vino a Bruselas y, aparte de que era algo pesado, aunque buena gente en el fondo, se presentaba delante de todo el mundo como si fuera gran amigo mío, amigo íntimo, casi de toda la vida. Claro, mis verdaderos amigos de Bruselas, con los que tanto había compartido, alucinaban y se preguntaban: "¿De dónde ha salido este tipo?". Su forma de hablar y actuar con mi círculo de amigos de Bruselas me impedía relajarme, me agotaba. Ahora ya no recuerdo si ya esa primera vez vino acompañado de otra amiga, o si esto ocurrió en una segunda visita. El caso es que "amenazó" con volver de nuevo el año siguiente. Para mí su partida fue tal alivio, que la sola idea de que viniera de visita una vez más al cabo de doce meses me ponía los pelos de punta. Porque lo que él consideraba una amistad no era tal. Al menos, no para mí. Así que decidí escribirle una carta donde le contaba todo esto con pelos y señales; le decía que en realidad no éramos amigos, no compartíamos casi nada ("ni siquiera el sentido del humor, aunque te pueda parecer lo contrario"), y que por tanto no tenía sentido que me visitara de nuevo. También le dije que no era necesario que respondiera a la carta y que incluso preferiría que no lo hiciera. Bueno, esto era el borrador, pero no hubo segunda versión "en frío": según terminé de escribirla en el trabajo, metí la carta en un sobre y se la envié por correo. No volví a saber más de él (salvo una vez que lo vi por la calle en Madrid y que él no me vio a mí o que hizo como si no me hubiese visto). Reconozco ahora que fue una forma extrema, demasiado brusca de zanjar la cuestión, pero yo en aquel momento no supe hacerlo de otra manera, de un modo menos hiriente. Es importante saber decir "no", pero a veces puede hacerse sin palabras, con silencios, con ausencias, dejando que la "relación" vaya cayendo o muriendo por sí misma hasta desvanecerse por completo.

Hace poco me dijo un amigo griego que vive en Oxford que, desde que le conté esta historia, cuando recibe una carta mía siempre teme que se la haya enviado "to terminate our relationship" ("para finiquitar nuestra relación"). Ya le he dicho que en ese caso utilizaré un sobre negro, para que sepa de qué se trata.

29.12.07

este rojo

"Antes de florecer, el cáliz verde de la amapola es duro como la cáscara de una almendra. Un día esta cáscara se abre. Tres trozos verdes caen al suelo. No es un hacha lo que la abre, simplemente una bola retorcida de pétalos finos como membranas y arrugados como trapos. A medida que se van desarrugando, el color de los trapos cambia del rosa neonatal al escarlata más chillón que se puede encontrar en los campos. Es como si la fuerza que abre el cáliz fuera la necesidad de este rojo de hacerse visible y de ser visto."

La cita es del comienzo de "Una vez en Europa" ("Once in Europa"), relato que da título a un volumen de narraciones del escritor inglés John Berger*, en traducción de Pliar Vázquez. No está mal como lectura, pero tampoco me termina de entusiasmar o de convencer, algo normal teniendo en cuenta lo poco que suele apetecerme leer obras de ficción, sobre todo contemporáneas. Os dejo con otra cita del mismo relato:

"Si me hubieran dicho de niña cómo es la vida de los adultos, no lo habría creído. Nunca hubiera creído que podría ser tan inacabada. De jóvenes conferimos tanta autoridad y seguridad a nuestros mayores."


* PD: prefiero a Berger como articulista, ensayista y crítico de arte (no conozco su poesía).

25.12.07

nuestra cena de Nochebuena

Ayer, para la cena de Nochebuena (en lenguaje periodístico, el 24-D), Chen y yo tuvimos cocido chino, con verduras, carne de cerdo y de ternera, albóndigas de carne, calamar y pescado, y marisco, todo ello acompañado de un tinto de Toro.


En otras entradas de este blog con la misma etiqueta temática de "comida" encontraréis más detalles sobre dicho plato. Os dejo con el conjunto de belén o nacimiento pintado en madera, elfo o papá noel (o cabroncete navideño) finlandés también pintado en madera, cerdo traga-monedas de 2 euros, gallito portugués y figuritas sorpresa de roscón de reyes.


21.12.07

feliz principio del fin del invierno

Aunque, como bien sabéis, detesto la vertiente comercial y consumista de las fiestas navideñas, por otro lado me gustan estos días de (re)encuentros, de comidas, cenas, copas y celebraciones de todo tipo y pelaje con familiares y amigos, a algunos de los cuales sólo vemos una vez al año, por estas mismas fechas. Mañana, 22 de diciembre, es para mí el día más señalado de la navidad o natividad (es decir, nacimiento): el solsticio de invierno o día en que el sol renace y vuelve a crecer, y con él la duración de los días. No encuentro mejores palabras que las utilizadas hace un año en su blog por César Mallorquí y que reproduzco debajo de esta imagen del solsticio de invierno en Stonehenge.



"Hoy a las 00:22 hora solar ha tenido lugar el momento del solsticio de invierno. Esta noche es la más larga del año. El solsticio de invierno ha venido celebrándose desde el neolítico; y lo seguimos haciendo, aunque ahora lo llamamos Navidad. Por tanto, la del solsticio es la fiesta más antigua de la humanidad, y por eso me gusta, porque me hace sentir imbricado en algo muy remoto. Si queréis saber algo más sobre lo que pienso del solsticio, os sugiero que le echéis un vistazo a lo que decía hace un año en este mismo blog. Los celtas, una cultura que me fascina (algún día os explicaré por qué), llamaban a esta festividad Yule. De modo que, amigos míos, os deseo de todo corazón que paséis unas maravillosas y felices fiestas de Yule."

20.12.07

Ferran Adrià


Os recomiendo este vídeo sobre Ferran Adrià, el chef (cocinero) más importante del mundo, según El País y otra gente bien informada:

Veréis que habla un poco raro. Se debe a que los responsables del programa "Muchachada Nui" (antes "La hora chanante") utilizan palabras inventadas junto con otras propias de su tierra natal, Albacete.

¡Buen provecho!

6.12.07

¡comprad, cabrones!

[traducción: Quiero que gastes un montón para demostrar que amas a tu familia]

Gracias a István por enviarme la foto. Que conste que no forma parte de ninguna campaña pro Reyes Magos, también cómplices del consumismo navideño.

Reconozco que dedicar un mes entero a las fiestas de fin de año, como se hace ahora, no está mal como pasatiempo colectivo. Lo malo es el envoltorio: comprar, gastar, derrochar y tener que divertirse por narices.

Así que me lo voy a tomar con calma, para poder disfrutar de las pequeñas cosas. Sólo os propongo un modesto boicot a las compañías de telefonía móvil, que ya andan sobradas de pasta: no enviar ni responder a mensajes de texto de felicitación como los que se suelen recibir en Nochevieja.

Os propongo también un brindis por todos nosotros, camaradas: ¡Salud y poesía!