Para pasmo de amigos y colegas intérpretes, que por lo general odian desplazarse a Luxemburgo para trabajar, Chen y yo fuimos a ese pequeño y plácido país y ciudad para visitar a algunos amigos el pasado fin de semana.
No hay mucho que contar, salvo que durante un paseo por los alrededores de la aldea Lorenzweiller, cuando para atajar cruzábamos un campo donde pastaba una familia de caballos (el macho, la yegua o jaca y un potro bastante crecidito), me acojoné bastante cuando los caballos decidieron acompañarnos desde muy cerca, como haría el dedo gordinflón de un niño con una hilera de hormigas. Nosotros éramos cinco adultos (entre ellos el padre de mi amigo) y tres niños, pero por suerte el caballo y la yegua no vieron amenazados su territorio ni la seguridad de su cría.
No hay mucho que contar, salvo que durante un paseo por los alrededores de la aldea Lorenzweiller, cuando para atajar cruzábamos un campo donde pastaba una familia de caballos (el macho, la yegua o jaca y un potro bastante crecidito), me acojoné bastante cuando los caballos decidieron acompañarnos desde muy cerca, como haría el dedo gordinflón de un niño con una hilera de hormigas. Nosotros éramos cinco adultos (entre ellos el padre de mi amigo) y tres niños, pero por suerte el caballo y la yegua no vieron amenazados su territorio ni la seguridad de su cría.
En la entrada anterior del blog encontraréis un poema ("la burca") que escribí ayer en Bruselas.
[Ilustración de Luis Quintanilla para "Los viajes de Gulliver": http://www.lqart.org/illustfold/gulliver/gultrav.html]
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