Al final volvemos a Madrid el jueves que viene, día 28, un par de días antes de lo previsto. En principio tenía que trabajar en Bruselas también el viernes 29 y regresar con Chen durante el fin de semana, pero al final me han cancelado ese último día para que pueda trabajar el viernes en Madrid.
Salvo un par de días entre la semana pasada y ésta, que cayeron algunas gotas, aquí ha hecho un tiempo estupendo, caluroso (sin pasarse) y muy soleado, todo un lujo. Anoche, por ejemplo, cenamos en una terraza en mangas de camisa.
Y no hay demasiado que contar: durante el día, yo, mucho trabajo, y Chen un montón de tiempo libre; por la tarde-noche, bastante vida social.
En la entrada del blog anterior a ésta encontraréis el poema "Límites", escrito originalmente en esperanto. Habréis observado que, a veces, en mis traducciones del esperanto al castellano, utilizo palabras nuevas, extrañas, inventadas, que responden a palabras perfectamente válidas y aceptables en la lengua original. En este caso he empleado unos sufijos inexistentes pero teóricamente posibles como formas condicionales de los sufijos "-ebla" (en castellano "-able/-ible", es decir, "que se puede") e "-inda" ("que merece la pena, digno de"). Por ello, junto a "pensebla" ("que se puede pensar, pensable") y "direbla" ("que se puede decir, decible") aparecen dos vocablos con los significados "que se podría pensar" y "que se podría decir" (o, como audazmente propuso Ana el otro día en una taberna bruselense, "*pensariable" y "*diriable"). Espero que así imaginéis mejor por donde iban los tiros.
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