24.8.04

amenazas de distintos tipos

Lo del clima tropical al final no es tan fiero como lo pintan. Hace calor, calor húmedo (dicen), se suda más, pero también vas todo el día en chanclas y pantalón corto, te duchas dos o tres veces... En fin, no es para tanto. Hasta ahora no me ha caído encima ningún chaparrón imprevisto, siempre he tenido tiempo para guarecerme debajo de la marquesina de un banco o el toldo de una tienda. Lo que sí resulta nuevo es la atención que se presta a los tifones. En la prensa o la televisión se informa de que los tifones Fulano o Mengana se encuentran a tantas millas náuticas de Taiwán, que pasarán a tal o cual distancia y que dejarán lluvias torrenciales, por ejemplo, en el noroeste del país. Pero de momento no he pillado ninguno (o, mejor dicho, ninguno me ha pillado a mí). Normalmente, y así acaba de ocurrir, los tifones causan bastantes muertos en China, pero ninguno o muy pocos en Taiwán o Japón. No obstante, causan numerosos daños, y la gente los percibe como una amenaza recurrente (hay temporada o estación de tifones) pero a la vez necesaria, porque sin su aporte de agua los cultivos tradicionales no prosperarían. ¿Y qué sería entonces de las chicas que venden betel en la carretera?, nos preguntamos todos.

La otra amenenaza recurrente, pero gratuita, es la de la R. P. China. Al término de la segunda guerra mundial (mientras los comunistas de Mao vencían y se hacían con toda la China continental, dando lugar a la República Popular China), el gobierno de la República de China (fundada en 1911 con el destronamiento del último emperador) se refugiaba en la isla de Formosa o Taiwán. Fuera se la conocía como China nacionalista; ahora el partido Kuomintang hace años que no gobierna, después de la transición a la democracia parlamentaria de hace (creo) más de una década. Los chinos no paran de decir que Taiwán es una provincia rebelde, que sólo hay una China, y que cualquier declaración de independencia por parte de la isla será considerada como motivo para una acción militar, para la invasión armada. Los taiwaneses, que llevan (contando con los sesenta años de ocupación japonesa antes de 1945) más de un siglo de independencia de facto de los gobiernos de Pequín, prefieren dejar las cosas como están para no molestar a vecino tan agresivo y poderoso. Saben que su independencia actual se la deben a EEUU, pero que no pueden contar con la fidelidad de nadie, ya que todos los estados y gobiernos se venden al mejor postor, todos quieren hacer negocios con China. El último en bajarse los pantalones o en lamer el culo de Pequín ha sido el ministro de exteriores australiano; antes, creo que fue Chirac. Por una vez hay algo que agradecer a los yanquis, aunque no lo hagan por altruismo, claro. Así que aquí nadie sabe lo que va a pasar. Taiwán, la sexta economía del mundo, con 23 millones de habitantes, es el segundo comprador de armas, después de China (hasta hace poco era el primero) y tiene un ejército de entre uno y dos millones de soldados. La cuestión es que China a lo mejor acaba venciendo no con misiles y submarinos, sino a golpe de talonario. Hay una cierta obsesión con el tema (basta con leer los titulares en "www.taipeitimes.com" a diario), todo el mundo tiene parientes en EE UU o Europa "por si acaso", y, por ejemplo, aquí en Pingtung, uno ve y oye todos los días los aviones militares que despegan o aterrizan en el aeropuerto de esta pequeña ciudad. Pero, por lo demás, se vive bien. Digamos que son amenazas latentes, como otras de signo distinto con las que contamos en España, y que no nos quitan el sueño.

Como veo que me he puesto muy serio, cambio de tercio. Hace dos años y medio, en mi primera visita a Taiwán, Chen y yo dimos la vuelta a la isla en coche durante un mes, en sentido contrario a las agujas del reloj. Este fin de semana repetimos, pero en tren, con una especie de interrail *formosano: salimos el jueves hasta Taitong, subimos el viernes a Taipei, el domingo bajamos por la costa oeste, hacemos alto en el camino en Taichung y luego continuaremos hasta Pingtung. Me pregunto si la próxima vez daremos la vuelta en globo...

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