Para China ha sido el octavo tifón de una temporada que en lugar de comenzar en julio (como era habitual) lo ha hecho en mayo. Hay consenso científico acerca del calentamiento del mar, que interacciona en las regiones tropicales y subtropicales con corrientes más frías procedentes de la fusión de los hielos polares, debida también al calentamiento de la tierra. Como veis, se trata de una espiral ascendente: cada vez habrá más, y más violentos, tifones, al tiempo que otras zonas vastísimas de China se ven azotadas por una sequía sin precedentes que afecta a millones de personas.
Esta mañana el periódico anuncia la formación de dos nuevas tormentas tropicales: Sonamu (a unos 920 km de Okinawa, moviéndose a 25 km/h en dirección E-NE) y Wukong (me ahorro los detalles). La velocidad de los vientos es mucho mayor que la de desplazamiento lineal de una tormenta. Ahora bien, como los centros (u “ojos”) de ambas distan unos 1300 km, no se prevé que se produzca el temido efecto Fujiwara. De modo que, por ahora, hace tiempo soleado y sin lluvias en casi todo Taiwán, lo cual podría cambiar durante el fin de semana y de manera impredecible, pues las previsiones meteorológicas sólo abarcan algunas horas y no siempre coinciden unas con otras. Esto significa que, cuando la amenaza parece inminente, el gobierno taiwanés declare un día de alerta, Día de Tifón, para facilitar las labores preventivas y de protección. Si algo de todo esto ocurre, os tendré informados.