Ayer, día 18, fue mi cumpleaños, y mañana, el 20, será el de Chen. Hoy, sábado, es día de tregua (bueno, acabo de enterarme de que esta tarde hay partido de fútbol Real Madrid-Barcelona; haré todo lo posible por no saber más del asunto, al igual que de la coronación de Alberto de Mónaco). Gracias a los que os acordasteis, especialmente los que me enviasteis mensajes de texto al teléfono móvil (a los cuales no respondí: ayer estuve en huelga digital y dactilar, y ni moví el dedo índice para escribir e-mails ni mucho menos el gordo para teclear sms). Y a los que no os acordasteis, besos y abrazos también.
A mediodía comí con Lourdes en el EsteOEste, en la calle Manuela Malasaña (tomé menestra de verduras de primero y, a continuación, atún rojo a la plancha; todo con buen ambiente y a muy buen precio). Por la noche cené con Charlotte, su padre Eric y su amigo David en La Vaca Argentina, en la calle Bailén (mi plato: ensalada de perdiz con vinagreta de frutas del bosque, muy rica). En ambos casos pedí de postre tiramisú, a ver si se parecía a los que te sirven en Bruselas o Estrasburgo, pero no hay color: al del almuerzo le fallaba la textura, sobre todo la del bizcocho, y al segundo, bastante más cremoso, le hacía falta una dosis mayor de café y de cacao, sin los cuales resultaba bastante insípido.
No tengo nada más que contaros de momento. Hasta otro rato
Así, con un buen vino con cada comida y en excelente compañía, celebré mi cumple. Y con un buen paseo de reencuentro con Madrid a media tarde, y otro más corto por la noche por la plaza de Oriente, con el Palacio Real conveniente y bellamente iluminado.
No tengo nada más que contaros de momento. Hasta otro rato
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