16.3.10

cosas de niños

- Cuando sea mayor, quiero invadir este y aquel otro país.
- Pues yo quiero conquistar todas las tierras que se extienden al norte de esta cordillera.



[Billete de 1000 NTD. Ocurrencia de Pedro, compañero del cafetito de media mañana.]

15.3.10

cosas del papel

No sólo en Grecia o en Taiwán, también en Madrid puede encontrarse uno este tipo de advertencias (escritas sólo en castellano, claro, para así poder echarle luego la culpa a los extranjeros de que se atasquen los servicios...)

barceloneando

En febrero de 2007, hace ya tres años, Chen y yo estuvimos unos días en Barcelona con el objetivo o pretexto de comer calçots. Hace poco surgió de nuevo el tema en una conversación de sobremesa, de modo que nos animamos a repetir la experiencia, es decir, a pasar un fin de semana en Barcelona en compañía de viejos amigos. Mas hete aquí que, hablando por teléfono con otros amigos barceloneses, nos invitaron a acompañarlos la mañana del sábado a Sitges, ciudad que yo había visitado de pequeño pero de la cual no recordaba absolutamente nada. De Sitges, antes que vagos recuerdos, tenía tan sólo el falso prejuicio de que sería la típica localidad turística benidormecida (toma topicazo). Pues no; por el contrario, conserva un pequeño casco antiguo en el que resulta muy agradable darse un paseo viendo el mar antes de tomarse un vermutito con la tapa correspondiente en un bar muy acogedor al que nos llevaron estos amigos.

De vuelta a Barcelona, ayer domingo Chen y yo volvimos al mismo lugar donde practicar ese deporte de riesgo que tanto nos gusta, el de calçonautas, para lo que se requiere un atuendo especial proporcionado por el propio restaurante:



¿Estaban ricos los calçots? Una imagen vale más que mil palabras...

celebraciones

Siempre hay algo que celebrar. Cualquier pretexto es bueno. Si no hay que inventárselo, mejor. Si se dispone de una fiesta estupenda, como el Año Nuevo Chino (¡hola, tigres y tigresas del mundo!), ¿qué más se puede pedir? Y por si eso no bastara, son tres mozas taiwanesas (Avis, Hsiao Lu y Chen) las que se encargan de revisar con suma atención la carta para elegir los mejores platos...



Así que aquí nos tenéis (Alex, Julio y yo junto a las tres formosianas recién mencionadas), hace ya más de un mes, en torno a la mesa coronada por la olla o caldero donde se va preparando el tradicional cocido chino.



¡Pero una fiesta como esta da para mucho más! Hay que seguir celebrándolo, esta vez con Lin y Cristóbal, en un restaurante vegetariano de camareros tardonamente apresurados y meteprisas al que probablemente no regresemos nunca.



Momento mojito con Cristóbal (el cazador cazado):



Días más tarde, cuando el tigre del 2010 ha dado ya las primeras docenas de sigilosos pasos, volvemos a celebrar esto mismo o cualquier otra cosa (tanto da) con otros buenos amigos, Charlotte, Miguel y familia, en un restaurante de fusión asiático-americana cercano a Tribunal.



Lo dicho: siempre hay algo que celebrar...