¿Qué es esto?
Pues una avispa posada en el canto de mi mano en una playa de la isla de Krk, Croacia, en el verano de 1998 (sí, el guiri con vocación de langostino era yo y no el nuevo Bond o un hijo de Putin).
¿Y esto otro? Ya sé que no se distingue muy bien...
... pero se trata de una avispa a la que doy de comer en la terraza de un bar cercano a El Pardo, hará también unos diez años.
Las avispas y las arañas de pequeño tamaño (nada de bicharracos grandes como la palma de la mano) siempre se han encontrado entre mis animales favoritos. Me gusta que correteen por mis manos o entre los dedos. Al contrario que las abejas, que mueren cuando pican porque dejan clavado su aguijón, en general no hay nada que temer con las avispas (que, hábiles cazadoras, pueden tanto picar como morder); si no las importunamos o asustamos con nuestros torpes manotazos y aspavientos, ellas tampoco nos picarán a nosotros. Termino con un detalle de otra foto que no reproduzco entera porque no puedo poner más de 5 fotos por entrada y porque en ella salía otra persona, a la que yo enseñaba el dedo índice con la avispa, y que quizás no quiera aparecer en este blog.
¡Felices pascuas!