21.6.08

feliz verano

Dentro de pocos días será el solsticio de verano, el día más largo del año, la noche de San Juan. Aunque para los escandinavos e ingleses la fecha marque la mitad del verano, aquí da comienzo a esa estación, al menos según el antiintuitivo calendario oficial, caracterizado por un desfase de unos dos meses respecto a la percepción popular del paso de las estaciones. En cualquier caso, lo que sí ha llegado esta semana es el calorazo o, como dirían extremeños y andaluces, la caló. Así que Chen y yo os deseamos a todos un verano agradable, tranquilo y fresquito.


Como veis, los dos hemos pasado por la peluquería... Y en cuanto a la chica del fondo, es un dibujo a lápiz de nuestro amigo taiwanés Julio, excelente pintor (por si no os habíais dado cuenta).

15.6.08

palabras


Palabras

"Las palabras tienen poder, tienen fuerza."
"Las palabras se las lleva el viento."

"Las palabras uno las dice, aunque a menudo
también ellas a uno."

"Hay quienes se aferran a las palabras
como a reliquias o a huesos de otra especie."

"Otros vuelven las palabras como un guante,
oyen negro donde dijiste blanco,
blanco donde negro."

"Para otros, tus palabras sobran o escasean."

"Las palabras ocupan el lugar de realidades,
pero cada uno las comprende a su manera,
antojo o necesidad."

"Las palabras dan fe." "Las palabras traicionan."
"Las palabras se legan a quienes han de malentenderlas."

"No se puede vivir sin palabras."
"Las palabras llenan el vacío entre el parto y la muerte."

"Las palabras inundan, invaden el cerebro de un recién nacido
como algas tóxicas un mar puro y virgen."

"Sólo las palabras pueden defendernos de palabras
o quizás sólo el silencio."

Las palabras, ¿se las lleva el viento?
Las palabras, ¿tienen poder, fuerza?


Madrid, 13-14.6.2008

12.6.08

ciudades y (cine de) catástrofes

Con respecto a la huelga de camioneros, recomiendo la lectura de las dos últimas entradas del blog de Bernar Feiría (al que podéis acceder por medio del enlace en la columna situada a la derecha de estas líneas), tituladas "La huelga del transporte" y "Escuela de gobernantes"; esta última reenvía a un artículo suyo con un excelente análisis de la situación presente y futura del transporte por carretera.

Y esta foto, ¿a qué viene, ahora que parece que termina la huelga? Pues a que si varios miles de camioneros son capaces de paralizar en pocos días las vías de transporte y la industria de un país, desabastecer los supermercados y las farmacias etc, ¿qué ocurrirá si algún día sobreviene una verdadera crisis, una catástrofe, el caos no convocado por sindicalistas ni cualesquiera otros seres humanos? ¿Cuánto tiempo aguantaríamos sin alimentos los millones de habitantes de las grandes ciudades antes de que éstas se transformaran en el país de los ciegos de Saramago o en un parque temático para zombis?

1.6.08

el cuervo

Uno de mis animales favoritos, junto con la avispa y las arañas, es el cuervo. Tiene mala fama, no sólo por su color negro y porque no canta, sino sobre todo por culpa de la historia bíblica de Noé, el arca, el diluvio y la dichosa paloma con la ramita de olivo en el pico (por cierto, odio a las palomas de ciudad, verdaderas ratas aladas). El cuervo siempre me ha parecido noble y elegante. Dicen, además, que se trata de un pájaro muy inteligente, capaz también de imitar el habla de las personas, como los loros y papagayos.


Pues bien, recuerdo haberle oído contar a mi padre que su propio padre tenía un cuervo al que le habían cortado la parte inferior del pico de modo que no podía alimentarse por sí solo y tenía que hacerlo de la mano de mi abuelo. Éste llevaba al cuervo en el hombro, como si fuera el loro de un capitán pirata. El cuervo estaba suelto y podía volar en cualquier momento; de hecho, lo hacía a menudo, pero siempre volvía al hombro de mi abuelo.

Un día, en el bar o taberna del pueblo, le dieron a beber unos sorbos de vino, con el resultado de que el pobre pájaro murió intoxicado. Y con ello acaba la historia del cuervo y mi recuerdo de ella, recuerdo extrañamente no compartido por ninguna de mis hermanas, aunque a uno de mis cuñados sí que le suena.

¿Me lo habré imaginado yo todo? La propia historia, el que me lo hubiera contado mi padre, la suerte del cuervo... A estas alturas cada vez me resulta más difícil distinguir los recuerdos de la imaginación.