La influencia de la literatura
28.1.08
el tiempo
La influencia de la literatura
25.1.08
vida y belleza
15.1.08
Rajoy, el PP y la economía
Parece mentira que nadie se acuerde ahora de que el mayor atraco a mano armada al bolsillo de los españoles lo produjo el redondeo al alza de precios tras la adopción del euro (hasta un 66% en numerosos artículos de consumo cotidiano) y que el gobierno de entonces, el del PP de Aznar, no hizo NADA para impedirlo.
12.1.08
ideas y creencias
5.1.08
piedras caídas del cielo
Pero yo quería hablaros de otra cosa. Antesdeayer [ya sé que esta palabra no aparece en muchos diccionarios; peor para ellos], el jueves 3 de enero, hacia las once y cuarto de la mañana, el escudo de cemento que coronaba el número 29 del paseo de Recoletos, edificio propiedad de la empresa aseguradora Mapfre, se desprendió de la cornisa y cayó a la calle desde una altura de siete pisos o 25 metros, matando a Cristina Jávea, una mujer valenciana de 41 años de edad que paseaba por Madrid en compañía de su amiga de la infancia Pilar Monteagudo, que resultó ilesa.
41 años; los mismos que tengo yo cumplidos cuando escribo estas líneas.
Una posible interpretación de los hechos, similar a la del punto de partida de la novela corta "El puente de San Luis Rey" de Thornton Wilder, sería: "Algo habría hecho. El escudo de cemento no cayó por casualidad justo en el momento en que esa persona precisamente (y no otra) pasaba por debajo. Dios lo ha querido. Es la voluntad del Señor."
No muy distinta de lo que expresa la palabra árabe "mektub": "Estaba escrito". Es decir, "Era su destino. Tenía sentido."
Claro que también se puede plantear de otra manera: "Desde el punto de vista de la física atómica no hubo tal colisión, pues los átomos del escudo y de la cabeza no chocaron unos con otros. Se trata de una ilusión. Tanto el edificio como la persona no son sino ondulaciones de un mismo mundo físico. Todo está en contacto con todo, por mediación de los átomos del aire y de infinidad de ondas y corpúsculos. No hay partes, ni individuos, razón por la cual lo único que cesó es la ilusión de conciencia y de permanencia que tendemos a llamar 'persona', 'identidad', 'yo'."
O bien: "Todo lo que ocurre en el cosmos, por el mero hecho de ocurrir, es necesario. Por tanto, nada importa, nada está bien ni mal, ni el asesinato de un peatón en Kenia, ni la violación de un niño por un cura, ni la destrucción sistemática y escalonada de Palestina. Simplemente, lo que es, es. No hay, pues, que alegrarse o entristecerse por nada, sino aceptar cuanto ocurra como acontecimientos o sucesos de este mundo."
En mi opinión, ninguna de las pajas mentales que acabo de mencionar, tan difundidas unas y otras entre millones y millones de personas, se refieren al accidente del jueves 3 de enero. Al hecho de que, antesdeayer, un escudo de cemento desprendido de una fachada mató en plena calle a una valenciana de 41 años.
1.1.08
Nochevieja surrealista
Yo era de los pocos "narizotas" entre uno o dos centenares de chinos y taiwaneses. Hubo música y danza, así como una rápida introducción al flamenco de la mano de Sandra, una taiwanesa de 12 años que ha venido a Madrid para estudiar flamenco en el Conservatorio y a la que no le faltan sentimiento, genio, chispa y sentido del humor:
Había también una rifa, a la que no nos quedamos porque volvimos a casa antes de medianoche para tomar las uvas y el cava. El gran premio de la rifa era...
Ya en casa, con nuestros amigos Alin (rumano) y Chiungyao (taiwanesa), brindamos por un 2008 lleno de alegrías y sorpresas. ¡Va por ustedes!
mojitos, potaje y lujuria
No sé si el hecho de que se cociera durante unas 3 horas en la cazuela de barro le confirió propiedades mágicas o alucinógenas, vistas las caras de Laura (a la izquierda) y Kathryn (a la derecha):
El 31 (es decir, ayer) quedamos primero con Franco, Marga y su pandilla de amigos en una agradable taberna (La Daniela, en General Pardiñas 21) para tomar "el último aperitivo del año". Luego nos fuimos al cine a la sesión de las 4 para ver "Deseo, peligro", la última película de Ang Lee, ese Kubrick taiwanés nacido en Pingtung, el pueblo de Chen. Dura algo menos de 3 horas, y puede parecer larga y lenta si se la compara con los grandes éxitos del cine americanoide que arrasa en las taquillas; esto se debe a que el director dedica a cada situación o escena el tiempo que le parece estrictamente necesario, tal y como haría un gran novelista. Os la recomiendo, siempre y cuando no vayáis a verla con demasiadas expectativas. Para entender mejor el contexto histórico (el Shanghai ocupado por los japoneses durante la Segunda Guerra Mundial) podéis empezar leyendo este artículo de la Wikipedia:
En cuanto al título, tanto el original en chino "Sè, jiè" como el inglés "Lust, caution" significan más bien "Lujuria, cautela". Una vez más los distribuidores han preferido descafeinar el título, aunque no habrían faltado traducciones ocurrentes como "Ojo con el antojo" o similares...