Siempre me molestó la falta de la coma en el eslogan que da título a esta entrada y que aparecía en las diversas versiones lingüísticas de la pegatina o chapa que usaban/usábamos los contrarios a la energía nuclear.

Viene esto a cuento de la entrada
Reflexión nuclear de hace unos días, en las que reproducía las palabras de mi amigo Antonio (de las que no soy coautor), limitándome a la yuxtaposición precinematográfica de dos fotografías aparentemente inconexas, operación de cuyo efecto estoy más que satisfecho. Pues bien, como parece que los partidarios acérrimos de la energía nuclear (el lobby o partido nuclear europeo con sus infatigables seguidores) vuelven al ataque, tildando a los antinucleares de hippies o pacifistas trasnochados (para lo cual no dudan en fundir o fusionar churras con merinas), y dado que estoy cansado de discutir con gente talludita como yo, aprovecho para recomendaros que leáis
este artículo de
Ecologistas en Acción.