28.1.08

el tiempo

A continuación, un relato hiperbreve de Jaume Palau i Banús, publicado en el libro Quince líneas:


La influencia de la literatura

Leyó en su juventud: "Vive cada momento como si fuera el último". A partir de aquel instante su existencia toda se transformó en una larga, penosa, agonía. ¿Quién puede negar la extraña influencia de la literatura sobre la vida, o, al menos, sobre algunas vidas?


25.1.08

vida y belleza

Ayer fui a ver la exposición "Fábulas de Velázquez", en el Museo del Prado hasta el próximo 24 de febrero. Entre los cuadros destaca "La Venus del espejo" (c. 1650), cedido por la National Gallery de Londres para la ocasión. Sólo por él (o por ella), ya vale la pena acercarse.

15.1.08

Rajoy, el PP y la economía


Parece mentira que nadie se acuerde ahora de que el mayor atraco a mano armada al bolsillo de los españoles lo produjo el redondeo al alza de precios tras la adopción del euro (hasta un 66% en numerosos artículos de consumo cotidiano) y que el gobierno de entonces, el del PP de Aznar, no hizo NADA para impedirlo.


12.1.08

ideas y creencias


Hace tiempo que quiero leer este libro:


... aunque "alguien bien informado" me ha dicho que retoma ideas de otros autores sobre el mismo asunto sin reconocerlo; dos ausencias especialmente llamativas, por cuanto se trata de obras de referencia indiscutibles (que, para colmo, no son en absoluto ajenas a la línea argumental de "Metáforas que nos piensan"), serían la obra de Mary Hesse, y en especial su libro "Modelos y analogías en ciencia"; y la otra, "La metáfora viva", de Ricoeur. Reconozco que, hablando desde un punto de vista estrictamente personal, ni las he leído ni me sonaban de nada.

Os dejo con una cita de un artículo de Lluís Codina:

"Las creencias son una clase de ideas muy especiales, porque no somos conscientes de ellas y, sin embargo, determinan nuestra concepción de las cosas, de tal manera que son las creencias las que nos poseen a nosotros y no al revés."

5.1.08

piedras caídas del cielo

Aunque no esté directamente relacionada con su contenido, he elegido para ilustrar esta entrada la obra "La nona ora", del artista italiano Maurizio Cattelan, muy polémica en su día:


Pero yo quería hablaros de otra cosa. Antesdeayer [ya sé que esta palabra no aparece en muchos diccionarios; peor para ellos], el jueves 3 de enero, hacia las once y cuarto de la mañana, el escudo de cemento que coronaba el número 29 del paseo de Recoletos, edificio propiedad de la empresa aseguradora Mapfre, se desprendió de la cornisa y cayó a la calle desde una altura de siete pisos o 25 metros, matando a Cristina Jávea, una mujer valenciana de 41 años de edad que paseaba por Madrid en compañía de su amiga de la infancia Pilar Monteagudo, que resultó ilesa.

41 años; los mismos que tengo yo cumplidos cuando escribo estas líneas.

Una posible interpretación de los hechos, similar a la del punto de partida de la novela corta "El puente de San Luis Rey" de Thornton Wilder, sería: "Algo habría hecho. El escudo de cemento no cayó por casualidad justo en el momento en que esa persona precisamente (y no otra) pasaba por debajo. Dios lo ha querido. Es la voluntad del Señor."

No muy distinta de lo que expresa la palabra árabe "mektub": "Estaba escrito". Es decir, "Era su destino. Tenía sentido."

Claro que también se puede plantear de otra manera: "Desde el punto de vista de la física atómica no hubo tal colisión, pues los átomos del escudo y de la cabeza no chocaron unos con otros. Se trata de una ilusión. Tanto el edificio como la persona no son sino ondulaciones de un mismo mundo físico. Todo está en contacto con todo, por mediación de los átomos del aire y de infinidad de ondas y corpúsculos. No hay partes, ni individuos, razón por la cual lo único que cesó es la ilusión de conciencia y de permanencia que tendemos a llamar 'persona', 'identidad', 'yo'."

O bien: "Todo lo que ocurre en el cosmos, por el mero hecho de ocurrir, es necesario. Por tanto, nada importa, nada está bien ni mal, ni el asesinato de un peatón en Kenia, ni la violación de un niño por un cura, ni la destrucción sistemática y escalonada de Palestina. Simplemente, lo que es, es. No hay, pues, que alegrarse o entristecerse por nada, sino aceptar cuanto ocurra como acontecimientos o sucesos de este mundo."

En mi opinión, ninguna de las pajas mentales que acabo de mencionar, tan difundidas unas y otras entre millones y millones de personas, se refieren al accidente del jueves 3 de enero. Al hecho de que, antesdeayer, un escudo de cemento desprendido de una fachada mató en plena calle a una valenciana de 41 años.

1.1.08

Nochevieja surrealista

Continúo con el relato de nuestras aventuras en Nochevieja. Después del cine y la Puerta del Sol, volvimos al barrio, a la iglesia de Chen, una iglesia cristiana evangélica china a cinco minutos de casa, donde nos esperaba una cena colectiva con espectáculo incluido. Aunque no se aprecia muy bien en la foto, había gran variedad de platos de cocina china, así como dos o tres productos españoles (chorizo, paella, aceitunas) que preferí no probar.

Aquí se me ve con dos platos repletos de comida, el mío y el de Chen:


Yo era de los pocos "narizotas" entre uno o dos centenares de chinos y taiwaneses. Hubo música y danza, así como una rápida introducción al flamenco de la mano de Sandra, una taiwanesa de 12 años que ha venido a Madrid para estudiar flamenco en el Conservatorio y a la que no le faltan sentimiento, genio, chispa y sentido del humor:


Había también una rifa, a la que no nos quedamos porque volvimos a casa antes de medianoche para tomar las uvas y el cava. El gran premio de la rifa era...


Ya en casa, con nuestros amigos Alin (rumano) y Chiungyao (taiwanesa), brindamos por un 2008 lleno de alegrías y sorpresas. ¡Va por ustedes!

mojitos, potaje y lujuria

Estas fiestas han sido hasta el momento bastante tranquilas, entre otras cosas porque llevo más de diez días con un resfriado, gripe o trancazo encariñado con mi garganta y del que aún no he conseguido despedirme por completo, si bien ya me siento casi en plena forma. El día 27, aprovechando la visita de nuestra amiga Kathryn, fuimos al Tran (de "tranvía"; nombre oficial Tavern Tran, en Villamil nº 7), nuestro bar de copas de referencia en el barrio, donde Andrés (¡maestro! ¡figura!) nos sirvió a Chen y a mí un par de mojitos de los que curan todos los males, pesares y virus:

El día 29 preparé un potaje de garbanzos con espinacas (gracias a Joxemari por la receta) vegetariano al 100% por exigencias del guión:


No sé si el hecho de que se cociera durante unas 3 horas en la cazuela de barro le confirió propiedades mágicas o alucinógenas, vistas las caras de Laura (a la izquierda) y Kathryn (a la derecha):
El 31 (es decir, ayer) quedamos primero con Franco, Marga y su pandilla de amigos en una agradable taberna (La Daniela, en General Pardiñas 21) para tomar "el último aperitivo del año". Luego nos fuimos al cine a la sesión de las 4 para ver "Deseo, peligro", la última película de Ang Lee, ese Kubrick taiwanés nacido en Pingtung, el pueblo de Chen. Dura algo menos de 3 horas, y puede parecer larga y lenta si se la compara con los grandes éxitos del cine americanoide que arrasa en las taquillas; esto se debe a que el director dedica a cada situación o escena el tiempo que le parece estrictamente necesario, tal y como haría un gran novelista. Os la recomiendo, siempre y cuando no vayáis a verla con demasiadas expectativas. Para entender mejor el contexto histórico (el Shanghai ocupado por los japoneses durante la Segunda Guerra Mundial) podéis empezar leyendo este artículo de la Wikipedia:

http://es.wikipedia.org/wiki/Gobierno_Provisional_de_la_Rep%C3%BAblica_de_China_%28Pek%C3%ADn%2C_1937_-_1940%29


En cuanto al título, tanto el original en chino "Sè, jiè" como el inglés "Lust, caution" significan más bien "Lujuria, cautela". Una vez más los distribuidores han preferido descafeinar el título, aunque no habrían faltado traducciones ocurrentes como "Ojo con el antojo" o similares...


Después del cine, a eso de las 7 y media, pasamos por la Puerta del Sol, donde ya se iba reuniendo gente para las campanadas y las doce uvas...

31.12.07

compañeros de viaje

Después de la entrada tan (poco) navideña de ayer, creo que ha llegado el momento de poner aquí la letra de la canción "Compañeros de viaje", compuesta por Gabriel Sopeña (http://www.gabrielsopena.com/curriculum.html) y cantada por Loquillo en el álbum del mismo título. Incluso a quienes odiéis a Loquillo tanto como yo a Joaquín Sabina, os recomiendo el disco "Con elegancia", donde se limita a cantar poemas de diversos autores musicados por Sopeña. Allá vamos, pues, amigos y compañeros de viaje (que es lo que, por otra parte y con todas las ambigüedades, también significa "sputnik"):

Compañeros de viaje
(Gabriel Sopeña, cantada por Loquillo: http://www.youtube.com/watch?v=aFU6HNWX7K0)

Cuando me lancé a rodar
buscando al hombre que había en mí,
lo aprendí todo contigo en el camino.
Millones de kilómetros
labrando huellas en el corazón
nos separaron en aquella encrucijada.

Tú me dijiste: somos dos,
recuérdalo siempre;
la vida es como un puente, corre y crúzalo,
pero no construyas una casa encima.

Ni la tumba de un amor,
ni una sucia trampa del destino,
ni la ruina de cualquier ilusión,
nada deja tanta soledad
como ver que se aleja de ti tu compañero de viaje.

Y cuántas veces al caer
el mundo entero se burló de mí
pero tú acudiste a levantarme,
y cuantas veces quise llorar
o tuve un miedo crudo por vivir,
siempre sentí tu corazón a mi lado.

Tú me dijiste: somos dos,
recuérdalo siempre...


Si escuchas esta canción,
quiero que sepas que la hice por ti,
quiero que sepas que aún sigo en el camino.

Tú me dijiste: somos dos,
recuérdalo siempre:
pero también hay un camino de regreso.
No hay distancia que pueda evitar
que caminemos juntos otra vez:
este mundo no es lo bastante grande.
La carretera de la libertad fue construida para nosotros dos:
mi compañero de viaje.

30.12.07

la carta


Hace muchos años, en los veranos de 1991 y 1992, después de la universidad, trabajé como guía acompañante de grupos turísticos de españoles en viajes en autocar por varios países de Europa. En diez o doce días, el trayecto era Madrid-Zaragoza-Barcelona-Venecia-Ginebra-Berna-Lucerna-Innsbruck-Salzburgo-Viena-Friburgo (junto a la Selva Negra) y vuelta a España parando en Montpellier, si mal no recuerdo. Una paliza. Yo tenía que llevarme bien con todo el grupo, sin mostrar preferencias, pero a final acababas charlando más con algunos turistas que con otros. En uno de estos viajes conocí a una pareja de Madrid. Ya desde el principio ella me cayó bastante mejor que él, pero, en fin, eran pareja. Al terminar el viaje intercambiamos números de teléfono de modo que después volvimos a quedar en Madrid varias veces. Luego yo me fui a vivir a Bruselas (donde pasé cuatro años), entretanto ellos se separaron, y él siguió manteniendo contacto conmigo. Entonces vino a visitarme a Bruselas. No supe decir que no, entre otras cosas porque todavía no tenía ninguna razón de peso para hacerlo. Vino a Bruselas y, aparte de que era algo pesado, aunque buena gente en el fondo, se presentaba delante de todo el mundo como si fuera gran amigo mío, amigo íntimo, casi de toda la vida. Claro, mis verdaderos amigos de Bruselas, con los que tanto había compartido, alucinaban y se preguntaban: "¿De dónde ha salido este tipo?". Su forma de hablar y actuar con mi círculo de amigos de Bruselas me impedía relajarme, me agotaba. Ahora ya no recuerdo si ya esa primera vez vino acompañado de otra amiga, o si esto ocurrió en una segunda visita. El caso es que "amenazó" con volver de nuevo el año siguiente. Para mí su partida fue tal alivio, que la sola idea de que viniera de visita una vez más al cabo de doce meses me ponía los pelos de punta. Porque lo que él consideraba una amistad no era tal. Al menos, no para mí. Así que decidí escribirle una carta donde le contaba todo esto con pelos y señales; le decía que en realidad no éramos amigos, no compartíamos casi nada ("ni siquiera el sentido del humor, aunque te pueda parecer lo contrario"), y que por tanto no tenía sentido que me visitara de nuevo. También le dije que no era necesario que respondiera a la carta y que incluso preferiría que no lo hiciera. Bueno, esto era el borrador, pero no hubo segunda versión "en frío": según terminé de escribirla en el trabajo, metí la carta en un sobre y se la envié por correo. No volví a saber más de él (salvo una vez que lo vi por la calle en Madrid y que él no me vio a mí o que hizo como si no me hubiese visto). Reconozco ahora que fue una forma extrema, demasiado brusca de zanjar la cuestión, pero yo en aquel momento no supe hacerlo de otra manera, de un modo menos hiriente. Es importante saber decir "no", pero a veces puede hacerse sin palabras, con silencios, con ausencias, dejando que la "relación" vaya cayendo o muriendo por sí misma hasta desvanecerse por completo.

Hace poco me dijo un amigo griego que vive en Oxford que, desde que le conté esta historia, cuando recibe una carta mía siempre teme que se la haya enviado "to terminate our relationship" ("para finiquitar nuestra relación"). Ya le he dicho que en ese caso utilizaré un sobre negro, para que sepa de qué se trata.

29.12.07

este rojo

"Antes de florecer, el cáliz verde de la amapola es duro como la cáscara de una almendra. Un día esta cáscara se abre. Tres trozos verdes caen al suelo. No es un hacha lo que la abre, simplemente una bola retorcida de pétalos finos como membranas y arrugados como trapos. A medida que se van desarrugando, el color de los trapos cambia del rosa neonatal al escarlata más chillón que se puede encontrar en los campos. Es como si la fuerza que abre el cáliz fuera la necesidad de este rojo de hacerse visible y de ser visto."

La cita es del comienzo de "Una vez en Europa" ("Once in Europa"), relato que da título a un volumen de narraciones del escritor inglés John Berger*, en traducción de Pliar Vázquez. No está mal como lectura, pero tampoco me termina de entusiasmar o de convencer, algo normal teniendo en cuenta lo poco que suele apetecerme leer obras de ficción, sobre todo contemporáneas. Os dejo con otra cita del mismo relato:

"Si me hubieran dicho de niña cómo es la vida de los adultos, no lo habría creído. Nunca hubiera creído que podría ser tan inacabada. De jóvenes conferimos tanta autoridad y seguridad a nuestros mayores."


* PD: prefiero a Berger como articulista, ensayista y crítico de arte (no conozco su poesía).

25.12.07

nuestra cena de Nochebuena

Ayer, para la cena de Nochebuena (en lenguaje periodístico, el 24-D), Chen y yo tuvimos cocido chino, con verduras, carne de cerdo y de ternera, albóndigas de carne, calamar y pescado, y marisco, todo ello acompañado de un tinto de Toro.


En otras entradas de este blog con la misma etiqueta temática de "comida" encontraréis más detalles sobre dicho plato. Os dejo con el conjunto de belén o nacimiento pintado en madera, elfo o papá noel (o cabroncete navideño) finlandés también pintado en madera, cerdo traga-monedas de 2 euros, gallito portugués y figuritas sorpresa de roscón de reyes.


21.12.07

feliz principio del fin del invierno

Aunque, como bien sabéis, detesto la vertiente comercial y consumista de las fiestas navideñas, por otro lado me gustan estos días de (re)encuentros, de comidas, cenas, copas y celebraciones de todo tipo y pelaje con familiares y amigos, a algunos de los cuales sólo vemos una vez al año, por estas mismas fechas. Mañana, 22 de diciembre, es para mí el día más señalado de la navidad o natividad (es decir, nacimiento): el solsticio de invierno o día en que el sol renace y vuelve a crecer, y con él la duración de los días. No encuentro mejores palabras que las utilizadas hace un año en su blog por César Mallorquí y que reproduzco debajo de esta imagen del solsticio de invierno en Stonehenge.



"Hoy a las 00:22 hora solar ha tenido lugar el momento del solsticio de invierno. Esta noche es la más larga del año. El solsticio de invierno ha venido celebrándose desde el neolítico; y lo seguimos haciendo, aunque ahora lo llamamos Navidad. Por tanto, la del solsticio es la fiesta más antigua de la humanidad, y por eso me gusta, porque me hace sentir imbricado en algo muy remoto. Si queréis saber algo más sobre lo que pienso del solsticio, os sugiero que le echéis un vistazo a lo que decía hace un año en este mismo blog. Los celtas, una cultura que me fascina (algún día os explicaré por qué), llamaban a esta festividad Yule. De modo que, amigos míos, os deseo de todo corazón que paséis unas maravillosas y felices fiestas de Yule."

20.12.07

Ferran Adrià


Os recomiendo este vídeo sobre Ferran Adrià, el chef (cocinero) más importante del mundo, según El País y otra gente bien informada:

Veréis que habla un poco raro. Se debe a que los responsables del programa "Muchachada Nui" (antes "La hora chanante") utilizan palabras inventadas junto con otras propias de su tierra natal, Albacete.

¡Buen provecho!

6.12.07

¡comprad, cabrones!

[traducción: Quiero que gastes un montón para demostrar que amas a tu familia]

Gracias a István por enviarme la foto. Que conste que no forma parte de ninguna campaña pro Reyes Magos, también cómplices del consumismo navideño.

Reconozco que dedicar un mes entero a las fiestas de fin de año, como se hace ahora, no está mal como pasatiempo colectivo. Lo malo es el envoltorio: comprar, gastar, derrochar y tener que divertirse por narices.

Así que me lo voy a tomar con calma, para poder disfrutar de las pequeñas cosas. Sólo os propongo un modesto boicot a las compañías de telefonía móvil, que ya andan sobradas de pasta: no enviar ni responder a mensajes de texto de felicitación como los que se suelen recibir en Nochevieja.

Os propongo también un brindis por todos nosotros, camaradas: ¡Salud y poesía!

30.11.07

el cascarrabias


Supongo que, al leer la entrada anterior ("felicidad a raudales"), más de uno habréis pensado: "ya está aquí el cascarrabias de Jorge con el mensaje antinavideño de todos los años"; "alegra esa cara, chico, se te nota bastante crítico y cínico"; o algo por el estilo. Hay veces que uno ya tiene el texto a punto de caramelo en la cabeza antes de sentarse ante el teclado del ordenador. En este caso, se fue gestando a medida que lo escribía, sin duda influido por la fotografía de Bush, Hu y Putín disfrazados de pitufos.


Pues bien, independientemente del derecho que todos tenemos de criticar lo que nos disguste, el motivo era otro. En la película "Mataharis", uno de los personajes decía: "Vivimos muchos años con alguien y luego no sabemos ni lo que piensan, ni lo que hacen, ni lo que desean". Eso, que puede sucedernos con nuestra pareja después de un breve o largo período de tiempo, también ocurre con familiares (para empezar, con nuestros padres o hijos) e incluso con los mejores amigos. Hay días en que uno se siente incómodo, descolocado, deprimido o como sea, pero no lo expresa de modo explícito, hay que adivinarlo por gestos leves y palabras aparentemente sin importancia; de hecho, puede que la propia persona tampoco sea consciente de ello, pero que sin embargo esté buscando de algún modo el dar salida a esos sentimientos o sensaciones que lo turban.


Sólo quería decir eso, que yo tampoco soy de piedra. Por cierto, el fulano con cuya cabeza ilustro esta entrada se llama Antístenes.

27.11.07

felicidad a raudales


Queridas y queridos amigas y amigos, niñas y niños del mundo

Disculpad que me adelante a la avalancha de felicitaciones. Resulta que, a partir de hoy, nueve millones de bombillas alumbrarán en Madrid la inminente venida de las navidades y de las fiestas de fin de año. Como escribí en un poema de diciembre del 2000, he aquí de nuevo "la orgía interminable de bombillas, / de anuncios y sonrisas envueltas en papel multicolor". Esta vez, por suerte, la calle de Bravo Murillo se queda sin lucecitas a consecuencia de las obras, aunque los que os empeñéis en verlas podéis acercaros a la glorieta de Cuatro Caminos a disfrutar de un horroroso cono de metal o plástico iluminado, supuesto árbol de navidad que supera en su fealdad a la mismísima catedral de la Almudena.

Que los dioses os concedan alegría y felicidad, buena comida y bebida, agradable compañía y poco estrés, si las fiestas lo permiten. En cuanto a los deseos para el año próximo, sabed que tendréis que dirigirlos a los reyes majos (qué digo majos: majísimos) que os saludan en la foto. Recordad que sus deseos coinciden necesariamente con los nuestros y que, mientran sonrían a las cámaras, nada malo hemos de temer, porque ellos seguirán velando por nuestra paz y nuestra seguridad.

16.11.07

contar estrellas

Hace unos días, en conversación telefónica con mi tía Modesta, me comentó lo mucho que disfrutaba escuchando cuanto mi padre les contaba a ella y a mi madre acerca de las estrellas y los planetas, entre otras muchas cosas, supongo que allá en la Extremadura de finales de los años cincuenta, cuando mis padres todavía eran novios. Le dije que yo también recordaba a mi padre contarme relatos semejantes en mi niñez, por ejemplo sobre si el universo era finito, curvo o con forma de silla de montar (lo que ya explicaba gráficamente el Nuevo Atlas Aguilar de 1959). No tengo memoria de que me hayan leído o narrado cuentos tradicionales antes de acostarme, como Caperucita roja o Los tres cerditos, y quizás por ello no estoy seguro de poder contarlos con todo lujo de detalles a un niño de ahora si fuera necesario. A veces casi echo de menos a esos personajes de fantasía con los que nunca llegué a intimar, sobre todo si me comparo con infancias como la de mi amiga finlandesa Riitta (o la de sus hijas), amenizadas por los Mumin o los personajes de Astrid Lindgren, que para mí siguen siendo perfectos desconocidos. Del TBO y Mortadelo y Filemón pasé directamente a los libros de Los cinco que tenían mis hermanas. Aún en la escuela, en cierta ocasión me llevé a casa para leer durante las navidades los cuentos de Poe, que de infantiles no tenían nada; de ahí a Wells y, por otros caminos, Kafka o Borges, sólo había un paso. Pensándolo bien, de aquellas explicaciones en casa sobre el universo vendrían luego las tertulias a pata sobre temas (para)científicos y filosóficos de tres o cuatro chavales en torno a los diez años de edad mientras dábamos vueltas, ya de noche, al edificio de la calle Chantada en el que vivíamos; el (re)descubrimiento de la ciencia ficción, a menudo asesorado por Santi, ya en el instituto; o la fascinación ante la serie de televisión Cosmos, de Carl Sagan.

11.11.07

"Once" ("Una vez")

Quiero recomendaros "Once", una película aparentemente sencilla, y muy creíble, sobre un músico que toca sus canciones en las calles de Dublín y una chica a la que conoce. Como los dos salen en el cartel de la película, no estoy desvelando ninguna sorpresa del argumento. Se puede decir que la película es musical sólo en el sentido de que vemos al protagonista tocar y cantar algunas de sus canciones; así que no temáis aquéllos a los que os horroriza ver cómo los carteros o los policías se ponen a cantar por soleares (esto es Irlanda, no Hollywood o Bollywood). En cuanto al título, está en inglés, significa "Una vez" y se pronuncia "huans", es decir, no tiene nada que ver con el 11 ni con la Organización Nacional de Ciegos Españoles. Estúpida manía la de no traducir los títulos (con lo fácil que habría sido decir "Siete" en vez de "Seven", o "El mazazo" en lugar de "Deep Impact"). Por último, no se os ocurra verla doblada, hay que verla, escucharla y disfrutarla en versión original.

vapores desprendidos por la pradera

Hay libros que uno lee y que sabe o cree que nunca volverá a leer. Libros de los que vale la pena entresacar algún párrafo para compartirlo con los amigos, en lugar de garabatear unas notas en una pequeña agenda que nadie se tomará la molestia de releer dentro de unos meses. De modo que, a partir de ahora, voy a publicar en mi blog citas o fragmentos de obras que, por la razón que sea, han llegado a mis manos y me han obligado a leerlas.

Comenzaré por "Contra el lenguaje", de Andrés Viña, editado por Anagrama en 1977, libro opaco, de difícil lectura, del que destaco las siguientes líneas (p. 73), que parecen citar a su vez a Spinoza:

"Ni la consciencia, ni el pensamiento ni otros atributos (el Alma), pueden ser considerados con independencia y autonomía con respecto al Cuerpo, como tampoco al Alma se le puede atribuir soberanía sobre el Cuerpo al que pertenece. ¿Acaso no son simples atributos de éste? Pertenecen a la epidermis, son efectos superficiales, 'vapores desprendidos por la pradera' y que permanecen en contacto directo con ella."

disfrutad del presente


Del artículo "Todos eran otros. De materia indiana", de Manuel Gutiérrez Estévez, p. 69, publicado en Revista de Occidente, nº 133, junio 1992 (en el mismo número aparece un interesantísimo artículo de John Berger sobre Lee Krasner y Jackson Pollock):

"Marshall Sahlins en una reciente conferencia en la Universidad de Virginia contó lo que sigue. Dos misioneros jesuitas, en el siglo XVII, pasaron su primer invierno en las tierras de lo que hoy es Canadá viviendo con un pequeño grupo de indios cree, adoptando muchas de sus costumbres y aprendiendo así mucho de su cultura. No obstante, se sintieron totalmente confusos cuando llegó la primavera y los cree les presentaron un gran recipiente de corteza de abedul lleno de lo que resultó ser moco humano, que los indios habían estado almacenando por considerar que era un regalo muy adecuado para 'establecer vínculos con extranjeros'. Las palabras con que ofrecieron su presente fueron: 'Os vemos sonándoos cuidadosamente la nariz con trozos de tela y guardándolos después en vuestros bolsillos, por lo que pensamos que eso, el moco, debe ser especialmente valioso para vosotros'."