21.12.07

feliz principio del fin del invierno

Aunque, como bien sabéis, detesto la vertiente comercial y consumista de las fiestas navideñas, por otro lado me gustan estos días de (re)encuentros, de comidas, cenas, copas y celebraciones de todo tipo y pelaje con familiares y amigos, a algunos de los cuales sólo vemos una vez al año, por estas mismas fechas. Mañana, 22 de diciembre, es para mí el día más señalado de la navidad o natividad (es decir, nacimiento): el solsticio de invierno o día en que el sol renace y vuelve a crecer, y con él la duración de los días. No encuentro mejores palabras que las utilizadas hace un año en su blog por César Mallorquí y que reproduzco debajo de esta imagen del solsticio de invierno en Stonehenge.



"Hoy a las 00:22 hora solar ha tenido lugar el momento del solsticio de invierno. Esta noche es la más larga del año. El solsticio de invierno ha venido celebrándose desde el neolítico; y lo seguimos haciendo, aunque ahora lo llamamos Navidad. Por tanto, la del solsticio es la fiesta más antigua de la humanidad, y por eso me gusta, porque me hace sentir imbricado en algo muy remoto. Si queréis saber algo más sobre lo que pienso del solsticio, os sugiero que le echéis un vistazo a lo que decía hace un año en este mismo blog. Los celtas, una cultura que me fascina (algún día os explicaré por qué), llamaban a esta festividad Yule. De modo que, amigos míos, os deseo de todo corazón que paséis unas maravillosas y felices fiestas de Yule."

20.12.07

Ferran Adrià


Os recomiendo este vídeo sobre Ferran Adrià, el chef (cocinero) más importante del mundo, según El País y otra gente bien informada:

Veréis que habla un poco raro. Se debe a que los responsables del programa "Muchachada Nui" (antes "La hora chanante") utilizan palabras inventadas junto con otras propias de su tierra natal, Albacete.

¡Buen provecho!

6.12.07

¡comprad, cabrones!

[traducción: Quiero que gastes un montón para demostrar que amas a tu familia]

Gracias a István por enviarme la foto. Que conste que no forma parte de ninguna campaña pro Reyes Magos, también cómplices del consumismo navideño.

Reconozco que dedicar un mes entero a las fiestas de fin de año, como se hace ahora, no está mal como pasatiempo colectivo. Lo malo es el envoltorio: comprar, gastar, derrochar y tener que divertirse por narices.

Así que me lo voy a tomar con calma, para poder disfrutar de las pequeñas cosas. Sólo os propongo un modesto boicot a las compañías de telefonía móvil, que ya andan sobradas de pasta: no enviar ni responder a mensajes de texto de felicitación como los que se suelen recibir en Nochevieja.

Os propongo también un brindis por todos nosotros, camaradas: ¡Salud y poesía!

30.11.07

el cascarrabias


Supongo que, al leer la entrada anterior ("felicidad a raudales"), más de uno habréis pensado: "ya está aquí el cascarrabias de Jorge con el mensaje antinavideño de todos los años"; "alegra esa cara, chico, se te nota bastante crítico y cínico"; o algo por el estilo. Hay veces que uno ya tiene el texto a punto de caramelo en la cabeza antes de sentarse ante el teclado del ordenador. En este caso, se fue gestando a medida que lo escribía, sin duda influido por la fotografía de Bush, Hu y Putín disfrazados de pitufos.


Pues bien, independientemente del derecho que todos tenemos de criticar lo que nos disguste, el motivo era otro. En la película "Mataharis", uno de los personajes decía: "Vivimos muchos años con alguien y luego no sabemos ni lo que piensan, ni lo que hacen, ni lo que desean". Eso, que puede sucedernos con nuestra pareja después de un breve o largo período de tiempo, también ocurre con familiares (para empezar, con nuestros padres o hijos) e incluso con los mejores amigos. Hay días en que uno se siente incómodo, descolocado, deprimido o como sea, pero no lo expresa de modo explícito, hay que adivinarlo por gestos leves y palabras aparentemente sin importancia; de hecho, puede que la propia persona tampoco sea consciente de ello, pero que sin embargo esté buscando de algún modo el dar salida a esos sentimientos o sensaciones que lo turban.


Sólo quería decir eso, que yo tampoco soy de piedra. Por cierto, el fulano con cuya cabeza ilustro esta entrada se llama Antístenes.

27.11.07

felicidad a raudales


Queridas y queridos amigas y amigos, niñas y niños del mundo

Disculpad que me adelante a la avalancha de felicitaciones. Resulta que, a partir de hoy, nueve millones de bombillas alumbrarán en Madrid la inminente venida de las navidades y de las fiestas de fin de año. Como escribí en un poema de diciembre del 2000, he aquí de nuevo "la orgía interminable de bombillas, / de anuncios y sonrisas envueltas en papel multicolor". Esta vez, por suerte, la calle de Bravo Murillo se queda sin lucecitas a consecuencia de las obras, aunque los que os empeñéis en verlas podéis acercaros a la glorieta de Cuatro Caminos a disfrutar de un horroroso cono de metal o plástico iluminado, supuesto árbol de navidad que supera en su fealdad a la mismísima catedral de la Almudena.

Que los dioses os concedan alegría y felicidad, buena comida y bebida, agradable compañía y poco estrés, si las fiestas lo permiten. En cuanto a los deseos para el año próximo, sabed que tendréis que dirigirlos a los reyes majos (qué digo majos: majísimos) que os saludan en la foto. Recordad que sus deseos coinciden necesariamente con los nuestros y que, mientran sonrían a las cámaras, nada malo hemos de temer, porque ellos seguirán velando por nuestra paz y nuestra seguridad.

16.11.07

contar estrellas

Hace unos días, en conversación telefónica con mi tía Modesta, me comentó lo mucho que disfrutaba escuchando cuanto mi padre les contaba a ella y a mi madre acerca de las estrellas y los planetas, entre otras muchas cosas, supongo que allá en la Extremadura de finales de los años cincuenta, cuando mis padres todavía eran novios. Le dije que yo también recordaba a mi padre contarme relatos semejantes en mi niñez, por ejemplo sobre si el universo era finito, curvo o con forma de silla de montar (lo que ya explicaba gráficamente el Nuevo Atlas Aguilar de 1959). No tengo memoria de que me hayan leído o narrado cuentos tradicionales antes de acostarme, como Caperucita roja o Los tres cerditos, y quizás por ello no estoy seguro de poder contarlos con todo lujo de detalles a un niño de ahora si fuera necesario. A veces casi echo de menos a esos personajes de fantasía con los que nunca llegué a intimar, sobre todo si me comparo con infancias como la de mi amiga finlandesa Riitta (o la de sus hijas), amenizadas por los Mumin o los personajes de Astrid Lindgren, que para mí siguen siendo perfectos desconocidos. Del TBO y Mortadelo y Filemón pasé directamente a los libros de Los cinco que tenían mis hermanas. Aún en la escuela, en cierta ocasión me llevé a casa para leer durante las navidades los cuentos de Poe, que de infantiles no tenían nada; de ahí a Wells y, por otros caminos, Kafka o Borges, sólo había un paso. Pensándolo bien, de aquellas explicaciones en casa sobre el universo vendrían luego las tertulias a pata sobre temas (para)científicos y filosóficos de tres o cuatro chavales en torno a los diez años de edad mientras dábamos vueltas, ya de noche, al edificio de la calle Chantada en el que vivíamos; el (re)descubrimiento de la ciencia ficción, a menudo asesorado por Santi, ya en el instituto; o la fascinación ante la serie de televisión Cosmos, de Carl Sagan.

11.11.07

"Once" ("Una vez")

Quiero recomendaros "Once", una película aparentemente sencilla, y muy creíble, sobre un músico que toca sus canciones en las calles de Dublín y una chica a la que conoce. Como los dos salen en el cartel de la película, no estoy desvelando ninguna sorpresa del argumento. Se puede decir que la película es musical sólo en el sentido de que vemos al protagonista tocar y cantar algunas de sus canciones; así que no temáis aquéllos a los que os horroriza ver cómo los carteros o los policías se ponen a cantar por soleares (esto es Irlanda, no Hollywood o Bollywood). En cuanto al título, está en inglés, significa "Una vez" y se pronuncia "huans", es decir, no tiene nada que ver con el 11 ni con la Organización Nacional de Ciegos Españoles. Estúpida manía la de no traducir los títulos (con lo fácil que habría sido decir "Siete" en vez de "Seven", o "El mazazo" en lugar de "Deep Impact"). Por último, no se os ocurra verla doblada, hay que verla, escucharla y disfrutarla en versión original.

vapores desprendidos por la pradera

Hay libros que uno lee y que sabe o cree que nunca volverá a leer. Libros de los que vale la pena entresacar algún párrafo para compartirlo con los amigos, en lugar de garabatear unas notas en una pequeña agenda que nadie se tomará la molestia de releer dentro de unos meses. De modo que, a partir de ahora, voy a publicar en mi blog citas o fragmentos de obras que, por la razón que sea, han llegado a mis manos y me han obligado a leerlas.

Comenzaré por "Contra el lenguaje", de Andrés Viña, editado por Anagrama en 1977, libro opaco, de difícil lectura, del que destaco las siguientes líneas (p. 73), que parecen citar a su vez a Spinoza:

"Ni la consciencia, ni el pensamiento ni otros atributos (el Alma), pueden ser considerados con independencia y autonomía con respecto al Cuerpo, como tampoco al Alma se le puede atribuir soberanía sobre el Cuerpo al que pertenece. ¿Acaso no son simples atributos de éste? Pertenecen a la epidermis, son efectos superficiales, 'vapores desprendidos por la pradera' y que permanecen en contacto directo con ella."

disfrutad del presente


Del artículo "Todos eran otros. De materia indiana", de Manuel Gutiérrez Estévez, p. 69, publicado en Revista de Occidente, nº 133, junio 1992 (en el mismo número aparece un interesantísimo artículo de John Berger sobre Lee Krasner y Jackson Pollock):

"Marshall Sahlins en una reciente conferencia en la Universidad de Virginia contó lo que sigue. Dos misioneros jesuitas, en el siglo XVII, pasaron su primer invierno en las tierras de lo que hoy es Canadá viviendo con un pequeño grupo de indios cree, adoptando muchas de sus costumbres y aprendiendo así mucho de su cultura. No obstante, se sintieron totalmente confusos cuando llegó la primavera y los cree les presentaron un gran recipiente de corteza de abedul lleno de lo que resultó ser moco humano, que los indios habían estado almacenando por considerar que era un regalo muy adecuado para 'establecer vínculos con extranjeros'. Las palabras con que ofrecieron su presente fueron: 'Os vemos sonándoos cuidadosamente la nariz con trozos de tela y guardándolos después en vuestros bolsillos, por lo que pensamos que eso, el moco, debe ser especialmente valioso para vosotros'."

9.11.07

padres e hijos


Os recomiendo la lectura de la entrada "35 años", con fecha de ayer (8 de noviembre), en el blog de César Mallorquí, al que podéis acceder pinchando en el enlace a la derecha de estas líneas. Reproduzco a continuación parte de mi propio comentario a ese texto:

"Qué difícil es ser hijo y, supongo, también ser padre debe de ser complicado. Mi madre, María, murió en el 2001 (yo ahora tengo 40, a punto de cumplir los 41); en 1993 escribí un soneto en esperanto (que ella nunca pudo leer) anticipándome a su muerte, y cuya traducción cito:

Madre

Tú me creaste. Yo te sabía eterna,
terrible y apaciblemente hermosa,
siempre de buen humor y, ante todo,
acompañante próxima e íntima.
Ingenuas ilusiones de la infancia
naufragan en mi mente zaherida.
Ha poco que me duelo de antemano:
te irás, y todo seguirá sin cambio.
Tiempo y vida son cáncer que acaricia.
La muerte nos obsequia con un lote
solidario de silenciosa pena.
Dirá una voz experta: "es necesario
resignarse a lo dado". Así lo llaman,
quizás como consuelo, — "madurez".

Y mi padre... mi padre murió en 1996, cuando yo vivía en Bruselas. Año y pico más tarde escribí el siguiente poema, esta vez bilingüe:

Anastasio

La última vez que lo vi fue cuando vino
a visitarme, por unos cuantos días.
Luego se fue. Si yo hubiera sabido
que sólo meses más tarde iba a morirse,
¿le habría hablado? No dijimos nada
salvo, tal vez, "En navidad nos vemos".
Una llamada nocturna trajo el mensaje,
una baraja colmó la noche infinita.
Hace un año que tengo que expresarlo.
No es posible callar y la métrica estorba.
¿Se puede comunicar una vivencia?
Jorge Manrique lo escribió hace siglos
en versos a la muerte de su padre.
Todavía no ha cesado el estupor.

Los dos murieron, por enfermedad o deterioro físico, antes de cumplir los 70. Y, claro, con ambos he soñado, de vez en cuando. Al igual que los antiguos romanos y que los japoneses y chinos de hoy en día, ésta es mi religión: el culto a los ancestros."

2.11.07

poema "Pingüino", de Christian


Pingüino

Desentierra un hueso.
Piensa,
lo cambia de lugar y lo vuelve a enterrar.
Adusto
mira el horizonte.



Christian

19.10.07

los muertos de Rajoy




Esta semana, aparte de las vergonzosas declaraciones racistas del Premio Nobel de Medicina James Watson, destacan por su vileza las de Mariano Rajoy en Radio Nacional de España sobre la Ley de la Memoria Histórica: venía a decir que le parecía fatal porque "ahora todo el mundo va a empezar a sacar sus fosas, sus muertos y sus cosas". ¿Qué otra cosa espera que hagamos? Supongo que los muertos de su familia habrán disfrutado de la extraordinaria placidez* del franquismo también en ultratumba.


* http://akin.blogalia.com/historias/52827
(declaraciones recientes de Jaime Mayor Oreja)

17.10.07

"telajes" de Amparo de la Sota en Picanha



Mi amiga Amparo de la Sota hace lo que voy a llamar "telajes". Es decir, composiciones de figuras y formas hechas a ganchillo que luego no pega (como en un "collage") sino que cose sobre una tela de fondo a modo de lienzo.

Durante los meses de octubre a diciembre Amparo expone sus telajes en el restaurante brasileño Picanha, en Madrid. Creo que a mediodía tienen un menú en torno a los 15 euros; por si alguien se anima a ir a cenar (o a tomar algo, por ejemplo una caipirinha), podéis echar un vistazo a la carta y los precios en su página web:

http://www.picanha.info/

Acabo con un poema que escribí el 28 de septiembre para las tarjetas de la exposición, al que puse título hace un par de días, y cuya disposición de versos en diagonal no consigo reproducir en el blog.



trama y urdimbre


el fotógrafo
el narrador
el dibujante
eligen y combinan
blancos y negros
figuras y formas
un marco
un título.

por ejemplo
la guerra o la paz
de los cementerios
del diablo
de las constelaciones
o los abedules.

así se compone, se siembra o se teje
la luz, el poema.


16.10.07

escritores y escribas


Veréis que en la columna de la derecha, bajo Enlaces, he añadido uno al blog de mi amigo Bernar Freiría. Entre éste y el de otro amigo, que se oculta bajo el nombre de Kaplan, encontraréis dos citas imprecindibles cada vez que me sumerjo en internet: el blog de César Mallorquí (escritor de literatura de ciencia ficción y juvenil, y cuyas entradas normalmente no tienen desperdicio) y, desde ahora, el de Javier Ortiz, antiguo columnista de El Mundo y que ahora publica una columna diaria en el nuevo diario Público (con la diferencia de que en el blog, a falta de los estrictos límites de extensión del diario, se permite añadir una coda o comentario adicional; buscad bajo el título de Apuntes del natural).

Pues bien, en el Público de hoy, y a propósito del premio Planeta concedido a Juan José Millás, aparece un interesante artículo de Rafael Reig sobre el oficio de escribir, sobre escritores y escribas o (como diría el miserable* de Vargas Llosa) escribidores. Podéis en contrarlo en:

http://www.publico.es/culturas/007180/millas/escritores/abducidos

Por si acaso, lo cito entero a continuación:

Millás y los escritores abducidos

RAFAEL REIG

La primera novela que leí de Millás fue Visión del ahogado, porque la leía mi padre. Seguramente se la había recomendado su amigo Rodríguez Rivero. Luego leí Papel mojado. Me gustó, y aún me sigue pareciendo una buena novela.

Lo que no recuerdo es cuándo dejé de leer novelas de Millás.

Un buen día dejaron de interesarme las novelas que escribía Millás. Quizá el mismo día (puede que fuera jueves) en que dejaron de interesarle a él las novelas que él mismo escribía.

Lo que sigo leyendo con gran interés son sus columnas. Millás forma parte de ese grupo de novelistas algo impostores porque, en realidad, son grandes articulistas. Millás es uno de los mejores en ese género.

Millás escribió hace muchos años una novela llamada Letra muerta. En ella, un individuo que forma parte de un grupo de activistas clandestinos se introduce en una especie de congregación religiosa a la que detesta. ¿Con qué fin? Para dinamitarla desde dentro o llevar a cabo alguna acción de lucha en el interior. Es una especie de topo. ¿Qué ocurre? Pues que, sin darse cuenta, acaba siendo poseído por el espíritu de cuerpo de la congregación, se apodera de él, acaba convertido en uno de ellos, porque es muy difícil vivir de una forma y seguir pensando de otra distinta, vivir emboscado, hacer una cosa y pensar otra.

Quizá porque, como diría un materialista, son las cosas reales las que modifican las ideas y rara vez las ideas las que cambian las cosas.

Otro versión posible de la misma novela, a ver qué te parece: un escritor milita en defensa de una literatura ambiciosa y de calidad. Detesta el mercado literario, sus trampas y sus pompas satánicas y comerciales. Sin embargo, se introduce clandestinamente en editoriales de prestigio y se presenta a premios como el Primavera, el Nadal, el Planeta, etc. ¿Con qué fin? Para dinamitar desde dentro las trampas del mercado, para ponerlo en evidencia. ¿Qué ocurre? Pues que, sin darse cuenta, acaba siendo poseído por el espíritu de la literatura comercial, se apodera de él, acaba convertido en uno de esos concursantes que ganan premios literarios, en uno de ellos, termina escribiendo aquello de lo que abominaba, porque es muy difícil vivir de una forma y seguir escribiendo de otra distinta, escribir emboscado.

Quizá porque, como diría un materialista, al escribir uno siempre se delata aunque quiera.

También en eso escribir se parece al matrimonio: uno descubre cosas de sí mismo que preferiría no saber.

Por eso nadie escribe para decir algo, sino para escuchar, para que lo que escribimos nos diga lo que no sabíamos de nosotros mismos, para que nos delate.

Así estoy yo, abducido también, esperando a que mis novelas me delaten.

Enhorabuena a Juan José Millás.


[* Nota: Lo de "miserable" acerca de Vargas Llosa es una manía particular mía. Creo que hizo mal y sigue equivocándose al meterse de lleno en el turbio terreno de la política; cuando opina sobre temas políticos, lo hace "ex cátedra", por encima del bien y del mal, intentando agradar a todo el mundo (pese a las apariencias de inconformista denostado por sus antiguos camaradas de izquierdas), lo cual es imposible. En las etiquetas temáticas he añadido su nombre y el apelativo de "miserable" para que todo el mundo pueda leer en detalle la opinión que nos merecen sus artículos políticos tanto a mí como a Rafael Sánchez Ferlosio. Por lo demás, el propio adjetivo es una alusión a uno de sus artículos. Lo que no discuto es su talla como novelista.]

14.10.07

banderas

Hago mías las palabras de César Mallorquí: "Por mi parte, la única bandera que estoy dispuesto a respetar y asumir es la que aparece ilustrando este post. Se trata de la Bandera de la Tierra diseñada por John Cadle, y representa el Sol, la Tierra y la Luna."

12.10.07

MENSAJE INSTITUCIONAL



Españoles todos:

El 12 de octubre coincide en 2007 con el día 21 de Vendimiario del año CCXV del Calendario Revolucionario Francés, Día del Cáñamo.

4.9.07

Rajoy

Terminado el mes de agosto, empiezan el nuevo curso escolar y el nuevo curso político, con la particularidad de que en este último se da comienzo también a la (pre)campaña de las elecciones generales de marzo del 2008. Pues bien, yo también quiero aportar (como bien dice Miguel Brieva en su imprescindible obra Bienvenido al mundo) mi gran hito de arena. En los meses que quedan, intentaré mostrar a la gente a la que no pienso votar. El primero de la serie será el señor con barba que aparece "a la izquierda" de la foto: Mariano Rajoy, candidato del PP a presidir el gobierno de España. Este individuo, que antaño tuvo fama de moderado, ha demostrado tener la misma catadura moral, la misma falta de criterio y principios que su padrino, al que vemos, y muy bien visto, a su derecha. Rajoy ha sido capaz de las peores bajezas con tal de desprestigiar al actual presidente del gobierno. Por suerte, en el debate del estado de la nación le salió el tiro por la culata. ¿Quién querría como presidente a alguien tan apocalíptico, agorero, mediocre y mezquino? Pues los mismos que al del bigote o, mejor dicho, bastantes menos, porque en el propio PP parece que tiene no pocos enemigos. Ahí queda eso. Sólo me queda expresar mi satisfacción por las últimas actuaciones policiales contra la gentuza de ETA, esa banda de sangrientos descerebrados con bandera.

17.8.07

Taiwán en Madrid

Si queréis ver un tifón en acción justo encima de Taiwán, no tenéis más que hacer clic con el ratón en el enlace llamado meteofilm Taiwán a la derecha de esta columna [un día después de escribir esas líneas, el sábado 18, el tifón Sepat ya se dirige hacia China]. (Observad también que he añadido una nueva columna con etiquetas temáticas). Ayer a mediodía, en el breve espacio No comment (Sin comentarios) que precede al pronóstico meteorológico y a las noticias en Euronews, emitieron imágenes de Pingtung inundada, aunque se trataba más bien de terrenos llanos en el condado o distrito de igual nombre que de la propia ciudad. La verdad es que algunas imágenes, de cutres que eran, resultaban deprimentes como tarjeta de presentación para gentes que nunca hayan estado allí. Pero así es la tele y así es la vida, amigos.

El mismo día, es decir ayer, Chen y yo recibimos invitaciones para ir a ver a un grupo de danza taiwanés en el Cuartel del Conde Duque. Se trata, en efecto, de la compañía Legend Lin Dance Theater, de Taiwán (y no de China como indican algunas páginas web españolas relativas al ocio y el espectáculo). Presentan del 16 al 19 de agosto su obra Miroirs de Vie (Espejos de vida), con duración de 1 hora y 40 minutos sin intermedio. Empezaba a las diez de la noche, y ninguno de los dos sabíamos lo que nos íbamos a encontrar salvo lo leído en el cuadernillo que repartían a la entrada. He de decir que, excepto por la incomodidad de los asientos (a pesar de que estábamos muy bien situados), más propios de la estación de Chamartín o de una parada de autobús interurbano, y pese a que tuvimos algo de frío debido a este inusualmente fresco agosto madrileño, pues bien, disfrutamos mucho del espectáculo.

Si tenéis ocasión de verlo en las dos noches que quedan, adelante (claro que a nosotros nos salió gratis y no tuvimos que pagar entre 20 y 30 euretes por barba). Ahora bien, no esperéis encontrar lo que normalmente se entiende por danza, ni mucho menos una demostración de destreza pernil como la de algunos bailaores flamencos o los irlandeses de Riverdance (esa pesadilla); Espejos de vida comparte con la danza la utilización del cuerpo humano semidesnudo como materia para el arte, para la expresión plástica. Los movimientos de las personas que ocupan el escenario, sin embargo, son lentos, extremadamente lentos, como a cámara lenta, durante casi la totalidad de la representación. No hay, pues, apenas interrupciones. Imperceptiblemente van cambiando las constelaciones formadas por esas figuras humanas y, por tanto, también las situaciones que representan. De pronto nos damos cuenta de que tal cuerpo se ha desplazado o ha cambiado de postura, sin que hayamos sido conscientes de un movimiento que, sin prisa alguna, se desarrollaba delante del público espectador. Sólo en el último tercio asistimos a algo semejante a lo que aquí se entiende por danza, ejecutada por hombres (¿bailarines?) fornidos, musculosos, que parecen encarnar un Taiwán aborigen frente a la femenina y sensual Formosa de cultura china.

Tampoco creo que se trate exactamente de teatro. Para empezar, no hay verdaderos personajes, ni acción (entendida como actuación, en lugar de narración, de una historia), ni diálogos. El propio espacio del escenario, negro y sombrío, me hacía pensar en un templo. Más bien se trata de una escenificación de diversos ritos taoístas (no del taoísmo como filosofía sino como religión tradicional, con su panteón equivalente a nuestro santoral, su folklore y procesiones). Podríamos compararlo, más que con las procesiones de Semana Santa en muchos lugares de España, con el hecho de que un artista cante, sobre el escenario, una saeta: la versión artística de algo más profundo, una expresión o manifestación de espiritualidad.

Me pregunto si todos los espectadores llegaron a impresiones y conclusiones semejantes. Sillas aparte, emocionalmente hablando no me sentí incómodo en ningún momento. Reconozco que algunos episodios me recordaban ceremonias concretas a las que había asistido en Taiwán, como el festival de los fantasmas en que se echan al cauce de los ríos pequeñas barquitas con una vela encendida en cada una de ellas; o los rituales funerarios en que se quema dinero falso como ofrenda para los dioses o para los que ya se encuentran en el mundo de ultratumba. Tal vez por ello pensé en un determinado momento que no bastaba con ver la obra, sino que también, y al mismo tiempo, había que leerla.

5.8.07

cuerpos

Algunos de los lectores habituales de este blog (o de los correspondientes correos electrónicos colectivos) no consideraban necesaria la inclusión o publicación de las fotografías sobre mi estado tras el accidente doméstico en el que me rompí la nariz. Otros, por el contrario, estaban deseando ver las fotos sin disimular la curiosidad o incluso el morbo. Mis razones para colgarlas en el blog fueron las siguientes: por una parte, si únicamente se lee la frase "me he roto la nariz", uno es incapaz de imaginar y, por tanto, mucho menos de sentir lo que eso significa, y ha de contentarse con una vaga idea, con un eco de lo que realmente ha ocurrido; por otra parte, como me escribió un amigo, si te ocurre algo semejante en una localidad pequeña, todo el mundo se entera en seguida, puedes recibir visitas en el hospital o en casa... pero en una gran ciudad, en este mundo semiglobalizado, casi la única forma de que los conocidos pasen a verte es que los invites a tu parcela en el universo virtual, en el ciberespacio (si Mahoma no va a la montaña, la montaña irá a Mahoma).

Todo esto viene a cuento del tabú sobre el cuerpo que impera en nuestra cultura capitalista, consumista y derrochadora, el tabú, culto y mito del cuerpo. Como bien explicaban recientemente en un programa televisivo sobre las operaciones de cirugía plástica con motivos estéticos, sobre todo las de pecho (implantes de silicona etc), los medios de comunicación parecen estar obsesionados con la idea del cuerpo, que nos exponen las 24 horas del día de un modo sin duda pornográfico. Ahora bien, se trata de cuerpos irreales, "perfectos" (como el de la modelo Katja Shchekina, a la izquierda de estas líneas), que no envejecen ni enferman, no engordan ni sufren accidentes, no cambian, cuerpos irreales en definitiva. Cuerpos así dan forma a una fantasía sexual colectiva, razón por la cual considero pornográfica esta mitificación del cuerpo, ya que lo convierte en un objeto de deseo imposible e inalcanzable, tanto por quienes estaríamos encantados de beneficiarnos a una supermodelo semejante como por quienes sueñan con tener la misma figura. El resultado no puede ser otro que el de la frustración, el descontento con el cuerpo propio; el despilfarro en engañosos productos y tratamientos que prometen la belleza y juventud eternas (como si se tratase del mismo concepto); la vergüenza, el pudor o el rechazo a contemplar o incluso a convivir con cuerpos ajenos que no respondan a esos cánones consumistas.

4.8.07

lectura palestina

Qué mejor título que Cactus para una lectura en Madrid en julio y agosto... Se trata de una novela escrita en 1976 por la escritora palestina Sahar Khalifeh, y publicada en España por Txalaparta en 1994 (si buscáis en internet la página web de la editorial encontraréis más datos; en cualquier caso, el ISBN es 84-8136-917-9). La tradujo mi amigo Javier Barreda y me la regaló por aquellas fechas. Durante años apenas toqué el libro, supongo que por la pereza que me inspiraba la lectura de novelas, de ficción en prosa, salvo para colocarlo durante un tiempo en el estante de libros con un pie fuera de casa (al que volverá ahora, una vez leído, para que quien quiera pueda retomar el testigo). Hace poco volví a fijarme en él y decidí rescatarlo y llevármelo, junto con otros tres libros, en el viaje a Finlandia, donde empecé a leerlo, 13 años después de su publicación y 31 después de su escritura. No se trata de una gran novela, de una obra maestra de la narrativa contemporánea bla-bla-bla, sino de un testimonio ficcionalizado de la vida, la mala vida, en la Palestina bajo ocupación israelí; de la guerra desigual que allí se libra, y del abandono de los palestinos por parte de nuestros gobiernos democráticos y civilizados; de las razones y los motivos de la violencia que ahora sacude esa región del planeta; etcétera. Habla de seres humanos sometidos, degradados, humillados, ninguneados por el cinismo insolente del estado de Israel, con el apoyo hipócrita e incondicional de los Estados Unidos de Norteamérica y sus vasallos europeos. Personas que, a pesar de todo, se rebelan o resisten, o intentan mirar para otro lado, o se resignan, es decir, que viven, cada uno a su manera, con sus condicionantes y convicciones. Ahora, tres décadas más tarde, tras los años de intifada, de opresión continua, de planes de paz y hojas de ruta, de falsas promesas y expectativas, las cosas siguen igual, si no peor. Me quedo con una frase de la página 74: toda esperanza absoluta es engañosa.