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Al final emitieron el minirreportaje sobre el esperanto ayer pasada la medianoche (es decir, esta madrugada). Salgo poco tiempo, pero podéis verlo enterito en:
En cuanto a la Semana Santa, digamos que estoy de vacaciones en Madrid, en casa. La semana pasada Chen y yo fuimos a ver la película austroalemana "Los falsificadores", premiada con el Nobel de Hollywood a la mejor peli extranjera. Os la recomiendo, incluso a los que ya estéis saturados de ver películas de nazis y judíos y campos de exterminio. Ésta ahorra al espectador el horror del holocausto, y se centra en un grupo de judíos a los que los nazis recluyen en un barracón aparte (relativamente confortable) de uno de esos campos para que fabriquen libras y dólares falsos en cantidades millonarias.
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En la hoja que cogí en el cine encontré una idea interesante de Stefan Ruzowitzky, el director, que no se me ocurrió de forma espontánea mientras veía la película, ni después de haberla visto:
"¿Es posible jugar al pingpong en un campo de concentración mientras a pocos metros de distancia hay personas que están siendo torturadas hasta la muerte? Es algo que no se diferencia demasiado de otra cuestión: ¿es posible disfrutar de unas vacaciones con todo incluido en un lugar donde hay personas muriendo de hambre muy cerca de allí? ¿Es posible disfrutar de nuestras vidas acomodadas a la vista de todo el sufrimiento existente en el mundo?"