Hoy estoy vago y falto de ideas, y tengo muchísimas cosas que hacer, así que no escribiré demasiado. Eso sí, como ayer os dejé sin postre (en Pisa), ahora me daré el gustazo de exhibirme en acción segundos antes de atacar un rico tiramisú.
Otra de las excursiones que hicimos desde Florencia fue a Siena, ciudad hermosamente gótica (creo que Chen no se refería a ella cuando acuñó la expresión de "gótico caótico").
Ahora bien, como nuestra visita fue un sábado, coincidimos con millares de turistas que tuvieron la misma idea que nosotros. Según fueron pasando las horas, la ciudad se fue llenando y llenando, hasta que, ya de noche, más parecía Venecia, pero con canales de gente, que no de agua (en realidad Venecia tiene canales de ambos tipos).
Personalmente prefiero que las multitudes de turistas se dispersen, difuminen o disimulen entre los habitantes de la ciudad, como ocurre en Florencia y, por supuesto, en Roma. Ya sé que yo también soy un turista más, pero no disfruto cuando tengo la sensación de estar paseándome por un parque temático.
Llegados aquí, despidámonos de Florencia con una muestra de los curiosos nombres de algunas de sus calles. Por ejemplo esta esquina, casi una metáfora de la vida...
Llegados aquí, despidámonos de Florencia con una muestra de los curiosos nombres de algunas de sus calles. Por ejemplo esta esquina, casi una metáfora de la vida...
O esta plazuela, ahora que las mentes abracadabrantes de la iglesia católica (con Benito 16 a la cabeza) han decretado que el limbo no existe, ni siquiera durante los 15 minutos necesarios para la carga y descarga...
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